El lugar más pequeño (2011)

Un testimonio puede ser tan explícito o implícito dependiendo de la forma en que lo miremos. En sus palabras podemos adivinar el dolor oculto o la serenidad que te dan los años. En las miradas se puede advertir el llanto contenido o, por el contrario, ver los surcos que las lágrimas han dejado en sus rostros. En las risas escuchas dolor reprimido o también alegría truncada. En sus gestos está la duda, pero también habita la esperanza.

Todo el ambiente está poblado de porqués. Hay ignorancia, pero también sabiduría. Tienen que continuar con sus vidas, por duro y difícil que sea. Todos los días recordando, llevando una doble vida. Alimentando el recuerdo de sus muertos, ésos que se llevaron una parte de los que se quedaron. En esa tierra tienen puesta su fe, ahora sin armas, tan solo con sus secas manos. Las secuelas de la guerra están presentes para no olvidar que alguna vez hubo una, para que no se repita dicen, para no volver a un camino ya andado.

No es necesario el amarillismo (prensa sensacionalista) o mostrar el dolor crudo y la desgracia ajena para entender la crueldad de un conflicto bélico. Basta con una hermosa fotografía a la par de unas voces en off que nos cuenten lo que ha sido para ellas el sinsetido de una guerra. Esas voces no se apagan, van dejando eco a su paso. Debo confesar que poco o nada sabía acerca de la Guerra del Salvador, tan solo pequeñas referencias. Hoy sé que las frías cifras hablan de 80, 000 muertos, los otros daños (psicológicos, emocionales y demás) son incontables e irreparables.

Documental que aborda la temática de la Guerra Civil salvadoreña, hecho bélico que se desarrolló en el país centroamericano a partir de 1979. Según informa el filme, el ejército arrasó algunos poblados “rebeldes” a tal punto de hacerlos desaparecer de los mapas oficiales, una barbarie que la realizadora salvadoreña-mexicana Tatiana Huezo explora en su primer largometraje.

La película recoge el testimonio de un grupo de habitantes de un pueblo llamado Cinquera, uno de los lugares que tras el conflicto quedaron en cenizas, con el paso de los años las personas comenzaron a intentar rehacer sus vidas, con el terrible, claro y vivo recuerdo de los compañeros asesinados y de los crímenes, una zona rural de poco desarrollo donde se dedican a la agricultura y la cría de animales.

El lugar más pequeño se nutre de una serie de entrevistas a los involucrados, que rememoran con dolor los hechos, las primeras vivencias, la sobrevivencia y la incomprensión de lo que estaba pasando. Estas entrevistas no se muestran en cámara, sino que están en off mientras se observan a los protagonistas en sus andanzas diarias en el campo.

Se muestran las consecuencias en las personas, traumas que han quedado ocultos con el paso de los años, pero que se recuerdan en dolorosas pesadillas que mantienen latente la guerra, pocas ganas de vivir ante la desolación y el dolor, daños que van más allá de dolencias físicas, sino que se acercan al plano psicológico.

También se muestran distintos parajes naturales, Huezo sumerge al espectador en la naturaleza alrededor de estos personajes y en la sencillez de su diario vivir, no hay un énfasis en los motivos del conflicto, el único interés es mostrar un rostro humano de personas que vivenciaron los hechos, que perdieron familiares y hogares.

Una obra importante que peca en su extensión, su narración y forma se vuelve reiterativa y por ende se siente extensa, cinematográficamente hay poca evolución, salvo el interesante pasaje por la caverna donde algunos se escondieron, o las fotografías que le dan rostro a algunos de los fallecidos.