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Colombo: Colombo va a la Guillotina (TV) (1989)

Colombo: Colombo va a la Guillotina (TV)
89 min.
6,4
255
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Sinopsis
Un falso psíquico asesina a su viejo mentor, un mago que, en un intento de fuga de la prisión que compartían en Uganda, lo vendió a la policía. Episodio Nº45 de Colombo.

Colombo nunca fue una serie de TV propiamente dicha. Es un conjunto de telefilms que tienen el mismo protagonista. Por lo demás, no presenta ninguna de las características de una serie convencional (episodios semanales de duración regular, con cast, dirección y equipo de producción fijos). Cada episodio cuenta una historia independiente y el director y el equipo de producción son distintos. Los films tuvieron una transmisión irregular, pero con un mínimo de tres o cuatro producciones por año hasta 1978. Más de diez años después, Falk retomó su personaje por dos años (1989-1990). A partir de 1990, Columbo dejó de emitirse con regularidad, y los siguientes films fueron estrenados como especiales. Por estas razones, los 68 episodios de Colombo se dispersan irregularmente a lo largo de 35 años (1968-2003). (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Comedia Crimen Serie [Colombo]
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Columbo: Columbo Goes to the Guillotine
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
El dudoso sexto sentido del propio Colombo
Columbo goes lo the guillotine (Colombo va a la guillotina) (1989) es el primer telefilm de la octava temporada y cuarenta y seis de la serie, pilotos incluidos, dirigido por Leo Penn (anteriormente había dirigido Cualquier viejo puerto para una tormenta (1973) y Los conspiradores (1978). Múltiples son las formas de sobrevivir a un oculto y oscuro pasado, para nuestros protagonistas, la telepatía, la magia, y la percepción extrasensorial se acomodan imperceptiblemente en las vidas de los personajes que difícilmente, a los ojos de los demás…incrédulos, jamás podrán percibir los grados de fiabilidad que se les presenta ante sus sentidos.

Envuelto en escenario interior, semioscuro, tenue iluminación completado con planos de implicación entre los cuales: picados y algunos planos detalle, el realizador nos introduce en el enigmático terreno de las pruebas a posibles videntes con, al parecer, asombrosos poderes mentales en la percepción extrasensorial, contrastando con escenarios urbanos, equilibrando así la inicial estética visual hacia los misterios de la mente y su entorno, que ocasionalmente se convierten en recalcitrantes claroscuros y algunos primeros planos iluminados en contrapicado, dando puntualmente al mismísimo Colombo (Peter Falk) la imagen propia de quien posee algún poder de videncia.

El vanidoso y supuesto telepata Elliot Blake (Anthony Andrews) es uno de esos seres paranormales puesto a prueba pero no está solo, en su ‘espectáculo’ figuran la maleable doctora Paula Hall (Karen Austin) doctora en parapsicología, y el desconfiado mentalista Max Dyson (Anthony Zerbe), grupo al que debemos de añadir puntualmente al escéptico y respetuoso Colombo, enfrascado con la percepción extrasensorial, hallándose más cerca de la tierra que de las (al parecer) paranormales acciones producidas a distancia con la fuerza de la mente.

El telefilm utiliza con generosidad planos apropiados para los momentos límites basados en la duda y en la desconfianza: picados, detalle, primerísimos planos de rostros inundados de premonitorias iluminaciones desde inhabituales ángulos impregnando la imagen de angustia, inseguridad, terror contenido y duda, convirtiéndolo todo en una carrera hacia la falsedad disimulada como algo excepcional en el uso de los poderes mentales de nuestros protagonistas, a lo que contribuyen, entre otros, el mago y comerciante Bert Spindler (James Greene), la espectacular y algo cansada de tanto misterio Diri (Dana Andersen), los circunspectos observadores en seguridad Harrow (Alan Fudge) y el coronel Eckherdt (Charles Howerton).

No debemos olvidarnos del joven ilusionista Tommy (Michael Bacall) dispuesto a desentrañar para el detective algún truco de magia a cambio de alguna módica y curiosa tarifa a lo que Colombo ha de ceder si quiere solucionar el caso que le ocupa; tras lo cual, el espectáculo final envuelto desde el contraste escénico con iluminación y planos apropiados, nuestro ocasional mago hará el truco definitivo que pueda atrapar entre primerísimos planos y diferente angulación de cámara, al malvado sospechoso, con riesgo de su propia seguridad, confiando más en los recursos materiales y terrenales que en el dudoso sexto sentido del propio Colombo.

Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en cuatro ocasiones.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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