La Gomera (2019)

La película se mueve en un resbaladizo terreno del cine ne-noir europeo con ciertos tintes estrafalarios por el que otros directores como Aki Kaurismäki consiguen transitar sin complicaciones, pero que en el caso del rumano Corneliu Porumboiu sólo consigue dar bandazos para intentar mantener la asombrosa trama de la película en los límites de lo racional y admisible. Toda la virtuosidad que se intuye detrás de la cámara se echa en falta en un guión donde el espectador no sabe si la sonrisa se debe al extraño sentido del humor rumano o a la ingenuidad de algunas de las situaciones que se presentan en la pantalla. Y esa extraña sensación de que todo lo relativo a La Gomera y a sus silbidos termina por ser una especie de enorme MacGuffin desaprovechado.

Lo mejor: El tramo final de la película, en territorio rumano, donde todo parece más lógico y cohesionado.

Lo peor: La enmarañada estructura narrativa que, junto con la rocambolesca trama, impiden una mínima conexión del espectador con la película.

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La Gomera es una película de Corneliu Porumboiu. Ambiciosa y minimalista a partes iguales, esta producción representa una forma distinta de encarar el desafío de la narrativa, aunque el resultado final no esté a la altura de las expectativas.
Vista linealmente, la trama de esta película es un tanto compleja. Un policía corrupto rumano es descubierto por sus pares y se ve obligado a trabajar como agente doble para atrapar a un cabecilla del narcotráfico. Su misión lo llevará desde Bucarést hasta la isla de La Gomera mientras traza una red de engaños y conspiraciones de la que sera cada vez más difícil salir con vida.
La complejidad de la trama se ve multiplicada por la forma en que está presentada. El estilo de narración no cronológico, que recuerda un poco a Pulp fiction y otro poco a Memento, es creativo y sirve para disimular elegantemente ciertas limitaciones del presupuesto. La trama va saltando entre distintos momentos de la historia, revelando lentamente las verdaderas alianzas e intenciones de los personajes.
Además de la atípica estructura temporal, la película adopta un estilo narrativo decididamente minimalista. La exposición se imparte casi exclusivamente con primeros planos y frases ambiguas. Esta decisión estilística, sobre la que se apoya toda la película, termina por jugarle en contra. Hacia la segunda mitad de la película queda claro que detrás de todas esas miradas enigmáticas y calculados silencios no hay demasiada substancia. Nunca conocemos la historia de los personajes, sus motivaciones se vuelven nebulosas. Por lo tanto, las revelaciones que se van sucediendo están bien construidas pero carecen de impacto.
La banda sonora está compuesta por canciones que van desde Iggy Pop hasta Offenbach, su uso es esporádico y bastante atinado. Por otro lado, el interesante uso del color, las bellas locaciones naturales y la composición de las tomas resultan en una propuesta visualmente bastante atractiva. Las actuaciones son buenas, el director se debería haber apoyado más en ellas.
En conclusión, La gomera es una película más que competente traicionada por una ambición estilística que la hunde en vez de darle alas. Solo la recomiendo a los que disfruten descifrando tramas ambiguas y analizando los pequeños detalles.