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La última confesión de Alexander Pearce (2008)

La última confesión de Alexander Pearce
59 min.
5,8
27
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Sinopsis
Los días finales de la vida del presidiario irlandés Alexander Pearce esperando su ejecución. En 1824, encadenado en la oscuridad de una celda en la cárcel de Hobart, Pearce es visitado por el Padre Connolly, el sacerdote de la parroquia de la colonia, y un muchaco irlandés. La última confesión de Alexander Pearce dibujará una imagen visceral y contará como un hombre hizo algo inimaginable en una situación inconcebible. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico Histórico Siglo XIX Mediometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Australia Australia
Título original:
The last confession of Alexander Pearce
Duración
59 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
Los hombres huecos.
En una hora se relata con sobriedad e incluso con rigor la historia de Alexander Pearce (de hecho, también aparece el grabador Thomas Bock, convicto también, al que se le asignarían entre otros trabajos el de hacer los retratos de los ejecutados). Con buenas interpretaciones, rodada en los lugares donde todo ocurrió: Tasmania, Sarah Island donde se encontraba el penal que pisaría Pearce por robar seis pares de zapatos.

Pearce confiesa al sacerdote su historia antes de ser ajusticiado. La película discurrirá entre flashback, las conversaciones con el sacerdote y el inmediato tiempo presente en el que los diversos protagonistas comentan desde los porqués, hasta cuestiones jurídico-coloniales. Un sacerdote, Conolly, que intentará a través de la confesión comprender al hombre y sus
motivos.

En realidad, podríamos decir que estamos hablando de un documental, perfectamente dramatizado, pero un documental.

Lo interesante de la película es, dada la exposición fiel de los hechos, la reflexión (personal) que suscita acerca de los actos de Pearce.

¿Es Pearce un monstruo? Dadas las circunstancias parece que no. Pero el tema es más complejo. No se trata tanto de antropofagia sino de asesinar al semejante para comer. Ahí es donde creo que nos encontramos con el verdadero tabú. Comer carne humana podemos hacerlo todos en una coyuntura extrema, otra cosa es que matemos al otro para alimentarnos.

Lo que diferencia al hombre de la bestia, es la instauración de una "Regla" y este paso es lo que se llama "sociedad". Aceptando el asesinato bajo estas condiciones, se produce forzosamente un fenómeno inverso: el paso de la civilización a lo primitivo, del hombre a la bestia. Si esta regla es quebrantada, entonces, lógicamente, ninguna otra regla social puede ser respetada, sólo reinará la ley de la selva, la ley del más fuerte.

Pero se quebrantan reglas en el penal de Sarah Island, se quebrantan reglas en el comportamiento colonial, ahí tenemos al Kurz de Joseph Conrad y al Kurz de Coppola, el asedio de Stalingrado que provocaría casos como el de Pearce, y tantos otros.

Hablando de asesinato y siguiendo a Bataille el sentimiento de interdicto entra en juego plenamente adentro. Afuera, respecto a los extraños, el interdicto se resiente aún. Pero puede ser transgredido. Ellos son un grupo de presos, un grupo de extraños. Continúa en spoiler por falta de espacio --->
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
De cómo locura e instinto de supervivencia, pueden llegar a ir cogidas de la mano.
Entretenido mediometraje (59 minutos) e interesante documento histórico (eran otros tiempos y el canibalismo como último recurso de supervivencia, al contrario que hoy en día el que solo es pasto de consideraciones morales- tragedia de Los Andes – era tema tabú, a la vez que frecuente en expediciones pioneras varias), rodado para televisión y reconocido con varios premios de prestigio desde su estreno (ver ficha Imdb) en el que se nos cuenta los hechos por los que el famoso prófugo australiano Alexander Pearce se ha convertido en una leyenda, de esas con las que uno se encuentra recurrentemente en recopilaciones varias de famosos y míticos criminales (programas de radio, documentales, literatura, revistas y demás), como adorno tétrico en alguna que otra película (la australiana "Dying Breed 2008"), y como argumento de una reciente producción – también australiana - incluida en el After Dark Horrorfest IV (8 producciones independientes de terror escogidas al año para su lanzamiento en DVD con ese sello), titulada "Van Diemen's Land 2009".

Arranca mostrándonos una carreta en la que vemos el cadáver de Alexander Pierce (Ciarán McMenamin) acompañado por el padre Connolly (Adrian Dunbar), para a través de la voz en off del sacerdote entrar en sus recuerdos, y mostrarnos en flashback como este paso los últimos días antes de la ejecución de este en la prisión, escuchando la ultima confesión que da origen al título.

Alternando imágenes en la que vemos con detalle su primera y truculenta fuga (en cuanto a número de comensales/carnada) entre áridos, agrestes y solitarios parajes, y luego apenas un esbozo de la segunda (Pierce y otro recluso), con las del padre Connolly oyendo su confesión dentro del calabozo, y debatiendo del tema con militares y alta sociedad (es un decir) de la zona, y como ambas cosas afectan su juicio sobre como las circunstancias pueden empujar a un hombre a la locura, tenemos una buena película que te engancha desde el primer minuto, contada de forma áspera, dura y descriptiva, en la que la magnifica ambientación y fotografía de los paisajes por donde transcurre la acción, unidos al buen y sobrio trabajo actoral y forma de contar la historia, no necesitan de gore y escenas sangrientas para hacer de ella algo muy inquietante, que conecta mas con ancestrales terrores psicológicos de origen antropológico, que con la película de terror basada en hechos reales que también es.
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