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Tenemos 18 años (1959)

Tenemos 18 años
78 min.
5,2
280
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Sinopsis
Incitadas por su primo, dos adolescentes emprenden un viaje en el que esperan vivir todo tipo de aventuras. Al no conseguirlo, optan por imaginárselas y terminan creyendo que han sido secuestradas y encerradas en un siniestro castillo. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Fantástico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Tenemos 18 años
Duración
78 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
Antes de ser el Tío Jess
Este largometraje debut de Jesús Franco fue un clamoroso fracaso de público en su estreno. No me extraña, ya que es terriblemente avanzado para el cine que se hacía en España en la época. La dirección no tiene nada que ver con el estilo clásico setentero del tío Jess, de zooms a tutiplén y fotografía colorida, es mucho más formal, pero el montaje sí es muy característico, muy de comic. Es una pelicula de sketches y la conexión entre estos es casi como vinetas, para contar una especie de versión cañí de Peter Pan.
La película tiene un aire ingenuo, alegre y un humor absurdo y visual que irá perdiendo hacia el final, con la historia del ladrón. Pero antes de eso un Ozores omnipresente y camaleónico se luce en varios papeles a cual más descacharrante.
Además nos encontramos con un batiburrillo de géneros que pasa del cine negro al cine de terror pasando por la comedia o el neorrealismo con una facilidad pasmosa. Parece ser que esto fue lo que causó el fracaso comercial de la pelicula: la censura no podía tolerar asesinatos en una comedia juvenil. Vamos, e imagino que no estarían muy contentos con el cachondeo que se trae la cinta con las figuras de autoridad que aparecen: padres y profesores de universidad. Así que el censor de turno la condenó a una distribución minoritaria y al fracaso en taquilla!
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Juventud: Divino tesoro
Es indudable que “Tenemos 18 años” es un intento de JFranco de haber creado un producto diferente. La idea es buena y meritoria y de hecho la estructura del film nos evoca las películas del cine de vanguardia francés, con todos los perdones por el atrevimiento de exponer una apreciación muy personal, pero ello debido a la naturaleza de las escenas donde la estética y la narración valen más que la conclusión final de la historia.

Lo que cuenta es que JFranco intentó salir de los cánones tradicionales del cine nacional, como cualquiera puede apreciar viendo la película. El caso es que lamentablemente el film que podía haber sido de gran valor, con aires frescos y novedosos, no consigue la debida estructura y las ideas no florecen como debieran, aparecen los hechos sin atractivo suficiente y la historia queda demasiado blanda, apenas sugerente. Más bien todo es mera tontería sin gracia alguna.

Los tristes paisajes, urbanos y campestres, lánguidos, solitarios en exceso, son de un acompañamiento perfecto para el espíritu de la película. Las inquietudes de cuando se tienen 18 años: los compañeros de clase, la música, viajar, el espíritu de aventura, de novelar…, es innato de esa edad y es la finalidad del film, destacando también de forma positiva esos personajes que apuntalan la angustia vital, la depresión de aquellos que con 18 años no perciben la alegría característica de la juventud y se huelen que han llegado a una edad trágica de Punto de No Retorno.

Se echa en falta no obstante la necesaria sexualidad que debía estar presente ya que es algo primordial en la edad, pero claro, la época no estaba por la labor y prefirió evitar todas las posibles pegas que le surgieran; aún así, de forma disfrazada podía haberse hecho alguna alusión.

Otro grave error es haber contado con la participación de Antonio Ozores, personaje que echa por tierra cualquier intento de innovación, un actor que no hizo más que representar una y otra vez hasta el infinito, incluso en su vida real, el mismo papel. De hecho hasta su hija, hoy día actriz, utiliza (y creo que hasta de forma ya irremediable) el estilo de su padre. Un estilo que, sin menospreciarlo, hubiera bastado tan sólo para las participaciones que tuvo Ozores con Esteso y Pajares, por ejemplo, y nada más.
Me imagino a Alberto Sordi, actor de verdad, ideal para este papel, alguien que le daría un cariz ambigüo al personaje, de vividor aprovechado, con un punto trascendental, y no de imbécil gorrón.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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