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Con sus mismas armas (1955)

Con sus mismas armas
83 min.
6,2
388
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Sinopsis
Un forastero llega a Sheridan en busca de su mujer que lo había abandonado tiempo atrás con la intención de volver a hablar con ella. Como ella sigue rechazándole, él aceptará el puesto de sheriff que le ofrecen para que acabe con los hombres de un terrateniente que está intentando quedarse con todo el territorio a base de sembrar el terror.
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Man with the Gun
Duración
83 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Magistral
Magistral western de serie B protagonizado por el gran Robert Mitchum, el que nos presenta una vez más su enorme y espectacular capacidad para dar el toque de dramatismo necesario en cada una de las escenas de la película, además de mostrarnos sus dotes sublimes para manejar las armas y para el lanzamiento de cuchillos.

"Con sus mismas armas" es un western muy completo en el que se engloba tanto la temática amorosa, como la del "western trhiller", además de presentar extaordinarias escenas repletas de detalles que las dotan de realismo. Los planos que nos ofrece Richard Wilson són completíssimos y dejan muy poco que desear.

En conclusión, buen western para pasar una buena tarde y sobretodo muy recomendable para cualquier amante del cine clásico, y hasta me atrevo a decir para cualquier cinéfilo, ya que "Con sus mismas armas" es un claro ejemplo de cómo se puede realizar una gran película con pocos recursos y en un ambiente muy reiterativo.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Limpieza en Sheridan
Un empiece triste puede ser un buen reclamo para el espectador paciente de los Far West, porque Con sus mismas armas no es más que una espera paciente. Desde el principio la podrás seguir con atención cuando un indeseable dispara al perro de un niño. Un acto de cobardía que te predispone para recibir a Robert Mitchum con los brazos abiertos, porque Robert Mitchum llega a continuación y, como supondrás, no llega porque casualmente pasaba por allí.

Es otro asunto triste el que le trae a la ciudad, pues allí está su mujer que le abandonó. Indicar que la mujer está al cargo de las bailarinas del salón que ocupan una acomodada casa, éstas no son ni mucho menos las clásicas meretrices echadas a perder que podría uno esperarse, no. Son señoritas aceptadas en la ciudad porque la película no quiere que el espectador se equivoque. Robert Mitchum no va a encontrarse con que su mujer ha perdido el norte. Los motivos de la separación fueron otros.

El clima dramático ha arrancado con efectividad y el interés se mantiene con cotas creíbles. Sheridan da la impresión de ser una ciudad de población numerosa. Como suele ocurrir en este estilo de películas, el escenario es una avenida amplia con paneles de fachadas que simulan casas; aquí hay también un par de estratégicas esquinas de más para ensanchar esa impresión, y es que el director quiere decirnos que Sheridan tiene una población numerosa para justificar tanta actividad y hacer creíble el ambiente de incertidumbre que se respira.

Y es que el mal que acecha a la población es un fantasma, un hombre gordo que se esconde y quiere hacerse con todo el territorio por la fuerza, y la incertidumbre está viva en el pueblo y en el espectador, la gente quiere una solución rápida y posible, y han encontrado una, pero no saben si es peor el remedio que la enfermedad.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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