Una historia de amor italiana (2021)

*Blanco y negro

La trama de Una historia de amor italiana nos adentra en la historia de Marco y Alice, dos personas completamente diferentes entre sí. Ella es caótica, creativa y está decidida a no comprometerse nunca románticamente, una dibujante irónica y descarada. Él es preciso, metódico y está convencido de que puede explicarlo todo científicamente, un profesor de física. Entre altibajos estarán juntos durante 20 años, pero la vida siempre estará lista para poner poner la piedra en el lugar correcto.

A los retos de una pareja recién nacida o que lucha por consolidarse se unen, de antemano, los de una pareja que debe sobrevivir a sí misma. Paolo Genovese se basa en un movimiento temporal continuo, que cambia de sentido constantemente y que se construye sobre una base no demasiado sólida. Una empresa titánica, parece, que se salva gracias a la interpretación de la pareja protagonista: Jasmine Trinca y Alessandro Borghi.

*El amor es un plan maestro

Para contar esta historia de amor, Paolo Genovese utiliza una serie de micro relatos que en su conjunto aspiran a ser un todo coherente. Por otro lado, hay una liturgia de gestos, acciones y reacciones (incluso insignificantes), que representan un mundo invisible pero indispensable a la hora de describir la vida de los enamorados. Entre idas y venidas, el director genera grandes escenas que no enlazan entre sí de una manera natural.

En cuanto a la aparición —casi anecdótica— de viñetas o elementos de cómic en Una historia de amor italiana, Paolo Genovese no encuentra el equilibrio e intenta jugar con fuego sin quemarse. Introduce motivos aleatorios de cómic en puntos climáticos del filme, pero no consigue integrar la realidad con la ficción. Tal vez el ejemplo más reciente y de mayor calidad en este aspecto sea la maravillosa comedia noruega Ninjababy (2021), en la que el dibujo sí logra ser una parte imprescindible dentro de la historia.

*Conclusiones

¿Hacen falta superpoderes para amarse de por vida? Según Paolo Genovese, la respuesta es sí. En estos tiempos acelerados, de consumismo desenfrenado, se necesita ser un superhéroe para permanecer al lado de alguien. De hecho, Una historia de amor italiana integra ese aspecto negativo de aceleración que, por momentos se desvanece, y que a veces flota en la superficie de una serie de estereotipos. El relato se complica por un entrelazamiento demasiado ambicioso de planes temporales y diálogos muy densos. Aún así, es agradable de ver y nos deja con el sabor amargo de una hermosa historia de amor que, después de todo, nos gustaría vivir.

Escrito por Soraya Unión Álvarez

Retrato de la nueva clase media/alta italiana. Gente con trabajos “cool”, casas de revista de decoración, buenos viajes, etc., todo filmado al estilo de postal (aunque mantienen ese temblor de la cámara en los planos fijos que no se si es que todo lo ruedan con un steadycam defectuoso o ya es un toque de estilo tan hipermoderno como irrenunciable, la verdad es que ya cansa).
El guion (si es que lo hay) es un galimatías con continuos saltos adelante y atrás que uno no sabe si el protagonista se ha afeitado la barba o se dejado bigote o se ha perdido en el storyline.
Por supuesto, no falta el toque folletinesco habitual para crear drama (es spoiler y lo dejo), que acaba acercando la película más a un telefilm de sobremesa que que a otra cosa tampoco muy allá.
Y por último el subtexto: conservador con ganas.