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Los cuervos (1962)

Los cuervos
96 min.
6,0
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Suscripción
Secuencia (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Cuando un magnate industrial se entera de que le quedan pocos meses de vida, toma decisiones para hundir su empresa y con ella a todos sus consejeros. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Intriga Bolsa & Negocios
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Los cuervos
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
LOS EMPRENDEDORES
Julio Coll, responsable de la notable "Distrito Quinto" y de guiones como el de "Apartado de Correos 1001", películas representativas del mejor cine negro español, abordaba en esta ocasión un singular argumento que cabe calificar como drama empresarial, toda vez que, más allá de algunas subtramas -la enfermedad terminal del empresario o la atracción de César por la hija del primero-, el objeto de la película es describir y criticar la descarnada lucha por el poder que se entabla en una gran empresa industrial.

El mismo título y los créditos iniciales subrayan la metáfora que equipara a estos grandes accionistas y directivos con las aves carroñeras, dispuestas a todo con tal de lograr el éxito; la subtrama relativa a la enfermedad de Carlos, el presidente, que de forma bastante truculenta aunque ingenua, sugiere que es capaz de sacrificar una vida ajena con tal de salvar la propia, lo identifican también como "cuervo", mientras que César, su secretario, es el único personaje que parece seguir motivaciones éticas, aunque pronto descubrirá que para conseguir sus objetivos deberá adoptar métodos tan sucios como los que deplora. Se aprecia también, sobre todo en la secuencia de la fiesta, una crítica a los hijos de esa clase empresarial -también encarnada por la hija de Carlos- que viven despreocupadamente, exhibiendo un desinterés total por los demás y por la realidad que les rodea.

Resultan también interesantes las alusiones a las prácticas médicas irregulares e inmorales, casualmente ejemplificadas por médicos alemanes, que se refieren de manera explícita a los terribles experimentos desarrollados por los nazis durante la segunda guerra mundial; teniendo en cuenta que varios de estos personajes pasaron por España en su huida tras la derrota, la mención resulta pertinente, aunque sirva principalmente para subrayar la inhumanidad y egoísmo de Carlos.

Correctamente rodada, destaca la secuencia inicial, muy simbólica y que identifica rápidamente a quienes se califica de "cuervos", y también la que nos muestra la primera visita de Carlos a la clínica ilegal, localizada en una casa elegante aunque destartalada, custodiada por perros que no paran de ladrar a los intrusos (recuerda vagamente la casa del enloquecido doctor de "Ojos sin rostro", de Franju); igualmente notables son la secuencia de la operación, que juega hábilmente con los múltiples puntos de vista (alternancia de ángulos), y la puesta en escena del último Consejo de Administración, que es el punto culminante del filme, cuando las cartas se ponen sobre la mesa.

Por lo demás el guión es correcto, aunque con situaciones un poco forzadas o exageradas que devalúan un tanto el conjunto, y las interpretaciones eficaces, destacando los dos protagonistas, George Rigaud como Carlos, y Arturo Fernández como César, quien demuestra una vez más lo buen actor que era, y lo poco que hemos podido disfrutarle después en similares empeños.
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21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pájaros carroñeros
Emparentar a todo dirigente o directivo de una gran empresa o corporación industrial con los métodos que refleja este interesante film, es como etiquetar a todo político de corrupto, todo sacerdote de pederasta o todo emprendedor (no olvidemos que es el que crea riqueza con su iniciativa) de explotador al obrero. Toda generalización acarrea injusticias, del mismo modo que no todo sindicalista liberado es un vago o parásito que sólo trabaja el día de huelga desde la agitación y el piquete “informativo”. No cabe duda que todos los seres humanos tenemos debilidades, tentaciones y somos imperfectos, como denuncia este estupendo trabajo para la época de Julio Coll, un cineasta y guionista que se especializó en el thriller policíaco y la denuncia social cuando no era fácil hacerlo. En todo caso, mi teoría personal es que las leyes y la justicia deben preservar los códigos éticos para evitar desmanes y abusos, pues nadie puede mantener que el capitalismo es perfecto, aunque creo que es el menos malo de los sistemas económicos y a las pruebas me remito más allá de la demagogia panfletaria.

Julio Coll, influenciado claramente por la denuncia social del cine americano, nos presenta a unos villanos despreciables, unos tipos nada edificantes de un consejo de administración, que llegan en sus lujosos coches, sus abrigos y trajes caros y sus gestos airados en una vida disoluta. Un retrato en negro del mundo de las altas finanzas, un thriller empresarial lleno de egoísmo, hipocresía, especulación, tráfico de influencias, codicia y toda clase de mezquindades que se adelanta audazmente a lo que en años posteriores ha sucedido por motivos sobradamente conocidos. Carlos (George Rigaud) es el presidente cuyo corazón enfermo tiene escasos meses de vida, enfrentado a sus consejeros y luchador infatigable que tiene como escudero a su secretario, César (Arturo Fernández), tan eficaz asesor como siniestro y ladino sin escrúpulos, deseoso de trepar a lo más alto.

Aunque el film está dedicado a… “Todos los hombres honrados que existen en el mundo”, en su prólogo por obvios motivos de censura, resulta que no hay un sólo personaje positivo, todos los personajes mienten y son execrables. El peso de la mentira, sus consecuencias es un ingrediente habitual en el cine del director catalán, aquí la trama se bifurca entre unos pretendidos doctores alemanes expertos en “milagros” quirúrgicos cardiovasculares y las andanzas de la hija del presidente de la corporación, Laura (Rosenda Monteros) que mantiene una relación sentimental no demasiado explícita con César. Quien junto a sus ociosos amigos, todos de clase bien, pululan dedicándose a una divertida y banal existencia. Los temas barajados son muy importantes, tanto a nivel económico como de carácter moral, cosa poco habitual dentro del cine escapista que se hacía. Hasta aquí las reflexiones que me ha producido esta admirable que no perfecta película, aunque desprende un pesimismo vital, incluso cierto lirismo existencial, de naturaleza rapaz y corrupta, hecha con dignidad y atrevimiento.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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