El diablo blanco (2019)

Hace más o menos 15 años, empezó a desarrollarse el nuevo cine de terror argentino, casi que podría decirse que el terror sin lo de nuevo, porque salvo escasas excepciones que abarcaran como mucho una decena de películas a lo largo de 60 años, no hay muchos ejemplos, 2 o 3 por décadas que se hacían antes del 2004-2005 cuando el género empezó a tener cierta relevancia en el país. Lamentablemente la mayoría de esas películas van de la escala de pésimas a (en el mejor de los casos) cumplidoras, ésta digamos que llega ahí raspando a ser mediocre, no le da ni para cumplidora, aunque por lo menos tal vez por su brevedad, logra un ritmo correcto, no ágil aunque debería para lo que dura, pero tampoco se hace insoportable, otra cosa que hay que reconocerle son los diálogos de la primera parte entre los protagonistas, suenan coloquiales, una indicada presentación de personajes, aunque se quedan ahí, no los desarrolla, por ende lo que les pasa no nos importa demasiado, tampoco están bien desarrollados los personajes del pueblo, que apenas se aparecen y a ninguno se le da la importancia, igual que al espíritu que no genera nada, lo mismo el cambio de luces a rojo, un recurso gastadísimo y pasado de moda.
Buena interpretación de Violeta Urtizberea para lo limitado del personaje.

Dejando de lado los tímidos intentos de Emilio Vieyra en los `60 en su época pre Sandro, el cine de terror tuvo un resurgimiento a partir de los `90 de la mano de los hermanos García Bogliano, prolíficos perpetradores de este tipo de aberración fílmica que, sin embargo siempre fueron bastante bien tratados por la crítica. Tal vez con la solitaria excepción de Aterrados de Damián Rugna, el género se ha especializado en bodrios en toda regla como el que nos ocupa. Guiones casi inexistentes, actuaciones que darían vergüenza en una fiesta de fin de curso, efectos especiales horrorosos, carencia de ritmo y secuencias que más que terror dan risa son las constantes de estas películas. Aquí vuelven a contarnos la historia que ya nos contaron miles de veces sobre cuatro imbéciles que se alojan en un hotel turístico en el medio de la nada donde existen leyendas macabras. Nada nuevo bajo el sol. Una pérdida de tiempo