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Cuando mueren las leyendas (1972)

Cuando mueren las leyendas
107 min.
6,0
75
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Sinopsis
Tras quedarse huérfano, el indio Tom Black Bull abandona la reserva y encuentra trabajo en el espectáculo del rodeo. Cuando Red Dillon, un astuto desbravador alcoholizado, se percata de sus habilidades para la monta, le enseña todos los trucos del oficio y lo convierte en una estrella del rodeo, pero él se queda con todas las ganancias y las derrocha en alcohol y mujeres. (FILMAFFINITY)
Género
Western Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
When the Legends Die
Duración
107 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1972: Globos de Oro: Nominada nueva promesa masculina (Frederic Forrest)
7
El mapache engañó al toro
Cuando mueren las leyendas, profundo título que predispone a la tristeza porque siempre es triste saber que alguien que destacó en algo, ha pasado a ser leyenda. Y es que estos argumentos son crepusculares, acaban cuando uno cuelga las botas, o tira la silla de montar, o sencillamente, se va.

Esta película es del mundo del rodeo, algo muy típico por aquellas tierras y tiene puntos en común con una coetánea muy similar, la de Junior Bonner. Se caracterizan por ese tono amargo del borrachín, de la lucha diaria por salir adelante, del aire de buddy movie que le dan los trotamundos y la sospecha continua de que la felicidad no se les cruzará por el camino. Tiene sus momentos "country" que no pueden faltar y los romances esporádicos que son los lógicos para esta gente aventurera, y por tanto la película cumple con el ritmo de estos americanos aficionados a los caballos, al espectáculo y a las tradiciones. Y las apuestas que no falten. Una vida muy particular.

Richard Widmark está como uno se imagina porque no falla, y el indio cumple porque no son gente muy expresiva, vienen de la reserva y es lógico que sean escépticos, desconfiados y que no les guste la juerga. Así que no tenía porqué esforzarse en interpretar cambios de humor, decepciones o dolor, como el amigo Richard Widmark. Cuando mueren las leyendas no tiene más que lo que se espera, cumple. Los solitarios la entenderán mejor porque dice mucho, sin hablarlo, de la soledad.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Las viejas y las nuevas costumbres.
Desde la montaña llega al colegio de la reserva india Thomas Black Bull (Forrest), un ute huérfano que vive acompañado de un osezno. En su lengua comenta al director que ha llegado allí para explicar a sus compañeros las viejas costumbres de su tribu. El director sonríe y acepta la propuesta ... a condición que primero aprenda él las nuevas costumbres sociales.
No lo tendrá fácil. Tom es reservado y apenas se encuentra cómodo manejando y domando caballos. Un astuto hombre del mundo del rodeo que advierte sus cualidades, Red Dillon (Widmark), toma su representación y lo convierte en una figura de este tipo de espectáculos, "Monta siempre para ti, nunca para el público".
Diez segundos eternos cabalgando un volcán para alcanzar la gloria y el dinero. Dinero no siempre ganado con limpieza que Red dilapida en whisky, juego y mujeres.
Es el mismo mundo del rodeo que por esas mismas fechas ofrecía también "Junior Bonner" (Peckinpah, 1972). Un ambiente que respira machismo por todos sus poros: "A todas estas chicas puedes llamarlas como quieras, aparecen en todos los rodeos con distintos nombres". Machismo y racismo: "No eres más que carne, chico, carne roja".
La idea es interesante, la difícil adaptación social de un indio joven, su aculturación, la consideración por muchos de su inferioridad intelectual, "No es esta mala vida para un hombre, y mucho menos para un indio. Si me permites decirlo". Pero también el orgullo de raza que sabe sacar Tom en el momento justo.
Guion desarrollado con orden, dosificando los momentos dramáticos con otros más distendidos. La realización mantiene un ritmo bastante uniforme, a ratos monótono, que concentra su atención en la relación entre Red y Tom, los cambios que experimentan sus personalidades con el tiempo. Cómo se acaba imponiendo la madurez de éste hasta que aquél comprende finalmente que "Los viejos tiempos se han ido".
Correcta ambientación y descripción del espectáculo y del mundillo del rodeo.
Magnífico como siempre Widmark en un papel a su medida, sin que desentone Forrest en su inexpresividad y laconismo.
Cinta interesante que recomendamos sobre todo a los aficionados al espectáculo del rodeo y a analizar los problemas que plantea la integración racial.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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