Tomamos el ferry (C) (1948)

Esa ansiedad metafísica por llegar a tiempo, por conseguir algo, por amar, por unirse a Dios y a la Humanidad, nada en Dreyer es inocente.

Sorprende como muchos grandes directores de la historia del cine cuando son primerizos, se permiten ser frescos, explícitamente humorísticos, ser narrativos y llegar al espectador, sin embargo, cuando empiezan a adquirir prestigio cinéfilo necesitan volver a sus obras soporíferas, abstractas, tristonas, absurda y rutilantemente filosóficas.

Aquí un Dreyer, parece que con 59 años pero sorprendentemente jovial y vital, nos sabe contar bien y con rapidez una historia sencilla, que algunos habrán vivido, de cómo dos protagonistas nos hacen sentir esa ansiedad angustiosa con pocos gestos y recursos de no saber si conseguirás llegar a tiempo para coger un ferry.

Prodigio de tensa condensacion narrativa que sucede a velocidad de vértigo. El conjunto funciona como un bloque en una magistral lección cinematográfica con evidente moraleja. Es más emocionante y compacta que cualquier película de acción moderna. Disponible en youtube para ver completa. Dreyer: mucho cine.