Le déjeuner du chat (C) (1895)

Sencillo pero completo, intrascendente pero bello, elaborado pero natural, sugerente, fresco, vitalista e ingenuo, este cortometraje pertenece al grupo de los que realizaron aquellos hombres -casi visionarios- que se adelantaron a su tiempo y que se erigieron en auténticos pioneros cuando decidieron optar por un mundo en el que la cámara de cine se quería convertir en protagonista.

Louis Lumiére es uno de los cineastas que inscriben su nombre en esa gloriosa nómina y por eso hay que destacarlo.

Durante la última década del siglo XIX nadie podía imaginar que aquellas filmaciones iban a dar para tanto.

En este profundo e intenso documental observamos la más pura esencia de la naturaleza humana. Le da de comer al gato y luego le trollea con el plato. Una metáfora de cómo las hordas neoliberales fascistas nazis, que ya desde 1895 planeaban desde la sombra malvadas formas de someter a la población, modulan de forma intencionada el sustento de la clase proletaria. Para más inri, el humano tiene la osadía de romper la cuarta pared, en clara referencia a los hechos que acaecerían en la IV Internacional años más tarde.