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¿Por qué le da el ataque de locura al señor R.? (1970)

¿Por qué le da el ataque de locura al señor R.?
88 min.
6,7
386
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Escena Inicial
Sinopsis
El íntimo escepticismo del señor R., símbolo de una burguesía acomodada que dispone de un trabajo seguro, un hogar confortable, mujer e hijos, estallará en una reacción brutal contra la disciplina cotidiana. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)
Título original:
Warum läuft Herr R. Amok?
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1970: Festival de Berlín: Premio Interfilm (Recomendación) y OCIC (Recomendación)
1970: Premios del cine Alemán: Mejor director
6
Dolores de cabeza
La primera película en color del prolífico director alemán Rainer Fassbinder cuenta con varias traducciones distintas a la que viene en la ficha, todas ellas incluyendo la palabra "Amok". El síndrome de Amok, traducido aquí como "ataque de locura", es, según la OMS: "Un episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor de los demás, seguido de amnesia o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento autodestructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones llegándose hasta el suicidio". Por ejemplo, varios tiroteos en escuelas han sido asociados, en parte claramente, a este síndrome.

El señor R., genialmente interpretado por Kurt Raab, se encuentra estancado en su trabajo, pasando desapercibido a la hora de ser considerado para recibir un ascenso, pero tampoco es algo que le importe demasiado. Se encuentra "sedado" debido a la sucesión de conversaciones tediosas, rutinarias y sin importancia de su entorno más cercano que no llegan a ninguna parte y a las comodidades a las que se ha acostumbrado.

R. no es mala persona. Ayuda a su hijo con los estudios y quiere a su esposa, aunque parece que esta se esté distanciando de él. La intención principal de la película es atacar a la burguesía y hacer que reaccionen ante la cotidianidad y el aburrimiento de sus vidas, por lo cual uno no puede empezar la película con la intención de ver el ataque de locura como punto central (o la escena inicial) de la película. Si se llama "¿Por qué le da el ataque de locura al señor R.?" será porque ese es el punto del film.

Fassbinder va creando una atmósfera de agotamiento mental a base de planos secuencia grabados con una cámara portátil de 16mm donde sólo hay diálogos, lo cual puede llegar a dar cierta sensación de amateurismo capaz de sacar de la historia a los menos dedicados. Aún con eso, no se hace para nada pesada y acaba siendo un interesantísimo estudio de la realidad.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LO PÉTREO, LO SENCILLO Y LO ETERNO.
Las diatribas del Sr. Raab son una constante. Un modo de vida corriente, en tiempos donde lo corriente es casi lo único aceptado, lo más prudente. Escalar socialmente, una mujer atractiva, un hijo en proceso de adaptación. La presión a la que se somete es más producto de sí mismo que de su entorno, una (o)presión que hace ceder los límites de la autoestima.
Estamos ante un estudio milimetrado de una Alemania que encara un proceso de modernización, que acelera en la necesidad de crecer y que no admite, al igual que el mundo moderno, el sosiego, la calma o la pausa en la mirada.
El retrato es estático (en contraposición con esa mirada que quiere alzarse, elevarse sobre los hombros de los demás individuos y alcanzar algo más allá, sea lo que fuere ese algo).
La mirada asfixiante, atónita y fragmentada, pero fírmemente asentada en escena por el director; la atmósfera que irradia únicamente apariencia y falta de empatía son una constante en el film -baste recordar que los primeros planos son aquellos que siembran la tensión en cada personaje-, una elegancia sobria que a día de hoy debería hacernos reflexionar, ante todo, adonde conduce a cada uno el camino que elige, por medio de la razón (o cualquier otra causa), pero que seguimos por (sin)razón o por simple incercia.
Finalmente un último apunte sobre los actores, pétreos y genuinos, creo que aparecen en pantalla como seres de aspecto triste, elegántemente triste,fascinantemente llenos de un deseo afectivo no satisfecho, algo que el director muestra con la grandilocuencia de los sencillos gestos, como una vieja canción con armónica o con una lectura con nuestro hijo de un pequeño libro de lectura, que puede ser fácilmente el único camino a la libertad.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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