Juan Charrasqueado (1947)

Éxito musical en 1945, el corrido mexicano de "Juan Charrasqueado" es obra del compositor Víctor Cordero Aurrecoechea que fue popularizado especialmente por la versión de Jorge Negrete.
Como era costumbre en la época, el tema rápidamente se llevó a la pantalla en la cinta que aquí nos ocupa estrenada solo dos años después.
Cuenta "La triste historia de un ranchero enamorado, quien fue borracho, parrandero y jugador". El nombre de Charrasqueado alude a la cicatriz por arma blanca que surcaba su cara, "Scarface", obra sin duda de algún marido o padre harto de sus hazañas de "valiente y arriesgado en el amor".
El tema, y el propio nombre del protagonista, nos remite enseguida al mito desarrollado en "Don Juan Tenorio" (1844), drama religioso y romántico de José Zorrilla, que tiene su precedente en "El burlador de Sevilla" (1630) atribuido a Tirso de Molina.
Y desde luego Juan Robledo (Armendáriz) encaja perfectamente en el mito literario de Don Juan, pues "A las mujeres más bonitas se llevaba, en esos campos no quedaba ni una flor". También María (Miroslava) juega un papel parecido al de Doña Inés, pues con su amor rehabilita el frívolo pasado de su enamorado.
Sin embargo el destino se encargará de torcer las cosas, en esta ocasión merced a las malas artes usadas por un pretendiente orgulloso y cobarde, Luis Corona (Martínez), que tiene a su vez algo de Don Luis Mejía. Los hermanos de María, Fernando y Felipe, cumplirían el papel de los padres de Don Juan y de Doña Inés, como El Trece (Soto) y El Sota (Castañeda) con los criados de los dos burladores sevillanos.
Similitudes literarias aparte, la película responde a los clichés de la época. Actor y canción de moda que aseguren el taquillaje y el resto ya no importa tanto.
Sin embargo en esta ocasión el drama tiene fuerza con los hermanos de María porfiando en defensa de su honra, la astucia y la falsedad del pretendiente adinerado, la necesidad de Juan de demostrar su rehabilitación ... y por fin la fuerza del destino que le advierte: "Cuídate Juan que por ahí te andan buscando. Son muchos hombres no te vayan a matar".
No faltan toques humorísticos de la mano de los amigos parranderos, "¡Qué trabajen los bueyes! Hasta que no se lleve el tren el último centavo no trabajo". Tampoco sanitarios con el doctor curando un balazo en una mano a base de desinfectar y vendar la herida, o diagnosticando la histeria de María con el sistema nervioso hecho pedazos que resuelve con una inyección y recomendando reposo.
El guion es bastante correcto con escenas interesantes como la reconciliación de los hermanos, la gallera o las frecuentes visitas a la cantina. Están bien perfilados los personajes de Juan y de Luis, no tanto los demás. Dignas interpretaciones en general, sobre todo de los actores de reparto.
Destacar las malas copias que disponemos del cine mexicano de esta época. A la dificultad para seguir los diálogos por la velocidad y el acento particular con que se pronuncian las frases, hay que añadir la deficiente sonoridad de la cintas con una banda sonora a todo volumen mientras los conversaciones se desarrollan "soto voce".
Obra interesante recomendable sobre todo a los aficionados al viejo cine mexicano y a los estudiosos del mito de Don Juan y de su difusión por aquellas tierras.