Reign (Serie de TV) (2013)

El comentario más acertado para simplificar aquello que condesa “Reign” sería aquel que fusiona el universo de glamour, folletín y melodrama estilizado y de diseño propio en los márgenes de las fantasías adolescentes más sofisticadas que propone “Pequeñas mentirosas” con el recital de anacronismos de la “María Antonieta” de Sofia Coppola amparadas en el The CW’s way of life siguiendo el legado de “Gossip Girl”. La juventud de María de Escocia repleta de intrigas palaciegas y ansías uterinas muestra una evolución de su vida tróspida de convento a la corte más llena de vicio y digna de un puticlub sacado de la filmografía de Tinto Brass. ¡No se asusten o se lleven las manos a la bragueta todavía! Estamos ante una versión cálida y soft-porn del típico drama adolescente de institutos tal y como ya dejaba entrever Mari Sofi en la historia de una chica nueva con recomendación y el título de Reina del Baile en una high-school donde la jefa de estudios y su vidente son los mayores antagonistas y el director de colegio quiere pasarse por la piedra a todo su club de fans y animadoras. Esta vez, la Madame du Barry de turno da la impresión de ser su ángel de la guarda y triángulo romántico y tensión sexual es evidente para potenciar sus escasos elementos dramáticos.

Y ya puestos, en este mundo anacrónico, no entiendo por qué no sacan móviles y twittean los rumores o añaden un hashtag del tipo #Decapitation cuando ya ningún profesor de historia va a volverse a desmayar con todo los visto (y sufrido) tiempo atrás. El disfrutable invento —más por su delirio que por su fiabilidad— se pasa por la entrepierna de todas y todos sus protagonistas cualquier libro o hecho fidedigno para ceñirse a la pretensiones intelectuales de su audiencia. Aquí no importa Francia ni Escocia ni la trágica vida de María Estuardo, de la que algunos historiadores señalan que no era ni tan mosquita muerta ni tan santa… No importa, “Reign” va a sumir a la protagonista en un castillo con pasillos secretos, fantasmas, violadores de alcoba por encargo y conspiraciones demoníacas originadas por profecías sangrientas.

Pudiera ser más gótica o más emo, incluso añadir vampiros y hombres lobo en ese bosque chungo como estrellas invitadas para formular un cross-over con “The Originals”… Recordemos, ya puestos… pero la nueva serie de The CW quiere marcar escote y fantasías chismosas para no desentonar en absoluto con los dramas de las adolescentes que se engancharán irremediablemente a la serie. ¿Política? ¿¡Qué es eso!? ¡BIBA la estupidez! ¡BIBA! Aquí importa ponerse mona y sombra de ojos para ir de fiesta o ver la consumación de un matrimonio como un anuncio de colonia del canal ‘Playboy’. No digan intrigas palaciegas sino conspiraciones uterinas y nuevo motivo de defunción de profesores/as de historia. La generación de tuenti y el tweet más superficial y banal se merece también series históricas, anacrónicas y rimbombantemente mentecatas. Bienvenidos al universo de diseño donde hasta donde Nostradamus tiene tabla de chocolate e incita a la fricción de su previsible y nuevo club de fans y donde la frase «Cualquiera que esté cerca de ti vive en constante peligro» también va direccionada hacia nuestros cerebros. Bienvenidos, en definitiva, a ese Reino llamado The CW.

Tras 24 minutos he tenido suficiente de Reign. Yo que esperaba una serie histórica estilo Los Tudor o Los Borgia y resulta que es una ñoñería únicamente centrada en las historias de amor, infidelidades y demás. Y cuando, en el minuto 24, las damas de honor de María Estuardo y ella rompen con todo protocolo para bailar a la música de Lady Gaga (o similar) ya me destruyó por completo. Out!