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La hechicera blanca (1953)

La hechicera blanca
96 min.
5,8
294
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Principios del siglo XX. Lonni (Robert Mitchum), un cazador profesional, es convencido por su socio para hacer una última expedición y averiguar si hay oro en el territorio de los Bakuba, en la selva del Congo Belga; podrán viajar a esa zona aprovechando la excusa de tener que guiar a una joven enfermera (Susan Hayward) al encuentro de una afamada doctora. La enfermera deberá competir con la reputación de la doctora y con los hechiceros de las tribus para ganarse su reconocimiento mientras el cazador deberá cuidar de ella. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
White Witch Doctor
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Susan Hayward y Robert Mitchum en África.
Son pocas las películas ambientadas en plena selva africana que puedo decir que me gustaron mucho. Las que primero se me vienen a la cabezan son; "La reina de África", "Mogambo", "Hatari", "Memorias de África" y "Cazador blanco, corazón negro".

"La hechicera blanca" no es más que una de esas películas convencionales que cuentan una historia sin muchas pretensiones, atrayendo al público con costumbres y rituales de los aborígenes. A esto se une la intervención de dos estrellas de primera fila, para más atractivo de la película.

Siendo Robert Mitchum el protagonista ya sabemos por descontado que hará de uno de esos hombres solitarios, aventureros y de un pasado que se desconoce. Y como siempre saldrán de su boca frases muy interesantes.

Aunque desde luego no es el mejor trabajo de Hathaway, hay varias escenas que demuestran la fuerza visual de este director.
Para pasar el rato y disfrutar del dúo protagonista no está nada mal.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aventuras y redención en África.
Excelente film de aventuras que bastaría para refrendar el prestigio del cine de Hathaway, cineasta fértil en todos los géneros, como narrador y creador de espesas atmósferas: las frases típicas, tantas veces oídas en este tipo de cintas de safaris o exóticas como: “Saldremos al amanecer” o de los cantos indígenas al inicio de la expedición. Se convierten en sus manos en el prólogo de una aventura ritualizada, que sorpresa, tras sorpresa, incidente tras incidente, peligro tras peligro, avanzará en magnífica progresión: el hechicero nativo y la “hechicera” blanca son reunidos en el mismo encuadre durante la curación de la mujer nativa. El memorable asalto nocturno del despechado hechicero con su aspecto felino desgarrando la lona de la tienda de campaña, crea una tensión emocional apabullante.

Al territorio del Congo en 1907 llega la joven y atractiva doctora Ellen, para ayudar a una anciana doctora que ha tenido que ausentarse a otro poblado. Altruista e independiente de fuerte carácter e ímpetu arrogante, huyendo de un pasado errático y en busca de redención. Allí encontrará a Lonni, un cazador y aventurero que exporta fieras vivas a los zoológicos. Y que no le suscita gran empatía la llegada de la doctora, en principio, siendo la dama atendida por el compañero del cazador, Huysman (Walter Slezak), otro explorador que tiene sus propios planes. La química entre Robert Mitchum y Susan Hayward creo que funciona muy bien desde el principio, ambos guardan secretos inconfesables (la fisicidad de Mitchum colisiona con el genio de la pelirroja), con unos diálogos acerados e ingeniosos, plenos de ironía e incredulidad por parte del cazador: “La soberbia conlleva la destrucción y la ira precipita la ruina”, le apunta Lonni a Ellen que ha abandonado sola el campamento, infiltrándose en la peligrosa selva.

Juntos emprenderán un viaje arriesgado e iniciático que les ayudará a ambos a conocerse y tolerarse mejor esas zonas oscuras de la personalidad de ambos en consonancia con el paisaje. Respetando las culturas de las etnias, con su folclore y rituales. Los paisajes esplendidos de la selva, gracias al operador Leon Shamroy, el acecho de las fieras indómitas, las aguas pantanosas, las sucias mosquiteras, la paz espiritual de ese río nocturno a la luz de la luna. La música inquietante del gran Bernard Hermann.

En “La hechicera blanca” existen temas paralelos al western que tanto prestigio dio al cineasta, los protagonistas viajando con poco equipaje como los pioneros del western, les bastaban dos rifles, unas pocas medicinas y la biblia. También subyace la codicia y la ambición de la fiebre del oro, la traición, la generosidad y la amistad. Pero por encima de todo el cineasta nos muestra la vulnerabilidad del ser humano, su experiencia le ha llevado a la convicción de que la forma más completa de aproximarse a un mundo en constante tensión, es la de demostrar su anverso y su reverso.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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