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La pecadora (María de Magdala) (1956)

La pecadora (María de Magdala)
100 min.
5,2
37
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Sinopsis
Una mujer frívola y propietaria de unos terrenos en los que se han instalado unas humildes chabolas, decide un día vender éstos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La pecadora (María de Magdala)
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
9
Gran De- Lirio
El cine español es un gran desconocido incluso para los propios españoles. Hay un buen número de películas, no ya actuales, sino incluso rodadas hace décadas, que podrían haber obtenido ya el rango de “clásicos”, pero que no se explotan de ninguna manera, no ya en un canal público que es donde debieran exhibirse, sino en ninguna plataforma y ni están en venta, en resumidas, ni se conocen. Para rematar la desdicha, al menos en el caso de “La pecadora”, incluso en el conocido Diccionario Espasa de Cine Español que revisó y actualizó en noviembre de 1996 su autor, Augusto M. Torres, donde hace hueco incluso a algunos profesionales irrelevantes y/o impresentables, de su director, Ignacio F. Iquino, dice que tiene una extensa pero poco interesante filmografía y ni menciona, siquiera en un mísero renglón, este título y ni, por ejemplo, tampoco a su espléndida protagonista Carmen De Lirio, lo cual sentencia definitivamente al olvido esta película.
Y es injusto porque “La pecadora” es un drama que parece haber sido concebido casi como una respuesta al mejor cine americano de la época, no como imitación sino como demostración de que aquí incluso éramos capaces de “competir” con ellos, no con el mismo presupuesto, pero sí con las mismas armas. La película comienza en tiempos remotos, casi en plan De Mille y con música de corte de películas bíblicas americanas, donde se nos muestran estupendas coreografías en suntuosos palacios y donde María de Magdala hace gala de su crueldad junto a su amante. En pocos minutos, y tras esa estupenda introducción, nos sumerge en tiempos actuales donde su misma protagonista, ella también se llama Magdala, mantiene una borrascosa relación con el mismo amante y nos llevarán a desfile de bofetones, gritos, improperios y tropelías inusuales en la producción española. Para ello, sobre todo en el caso de De Lirio, su personaje se confeccionó al estilo de las arpías que encarnaban Anne Baxter, Bette Davis o Barbara Stanwyck (yendo a la última moda incluso), y claro, aprovechando que la película contaba con asesoría eclesiástica para la posible redención de Magdala, su maldad se desbarra por minutos y se recurre incluso a la blasfemia, algo sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta la fecha de producción y de cómo pudo sortear la censura. Película muy amena de ver y desde su modestia, con planos que emulan a Welles, sobre todo en sus interiores, donde se recogen hasta el techo de las estancias, y con una buena dirección de Iquino, que por aquel entonces andaba inspirado. Creo que, aparte de cinéfilos, estudiosos y curiosos de lo desconocido o inclasificable, su visión sería recomendable desde a los directivos de ciertas empresas, entidades bancarias, pasando por chorizos que andan mangando sin piedad o incluso a la cerda de mi hermana. Muchas de las barbaridades que se cometen en el film se siguen practicando casi con impunidad, tales como el desahucio, y no estaría mal que escucharan al sacerdote las réplicas que le da a la responsable por si se quieren dar por aludidos, aunque ya sería un milagro que llegasen al Acto de Contrición.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Mala pero interesante en algunas cosas
Magdala: ciudad de Galilea situada al lado del lago Tiberíades, nombrada en los Evangelios como lugar de nacimiento de Maria Magdalena. Dicen que fue discípulo y apóstol de Jesús y no debe ser considerada como prostituta, al parecer. Si la película pretende imitar en parte la historia de esta mujer, admitiendo que María Magdalena era una pecadora, en esta película acabaría sucumbiendo al bien casi milagrosamente. Le doy un 4 porque cinematográficamente le encuentro muchos defectos, principalmente por unas interpretaciones casi caricaturescas de los personajes, o son buenísimas personas o de una crueldad extrema. El director tiene oficio y nos ofrece interesantes composiciones de imagen, con abundancia de contrapicados (no suficiente para compararse con Orson Welles y su Ciudadano Kane), consiguiendo un acertado dramatismo en ocasiones, buen ritmo que mantiene cierto interés aunque se vislumbran los posibles desenlaces del conflicto. Creo que se confunde una buena calificación de este tipo de películas con su interés como producto costumbrista, de ejemplo de un tipo de cine de una época, una ideología, un director controvertido, etc. pero debería darse por su calidad per se, sino me suena más como un esnobismo cenéfilo. Claro que la subjetividad estará siempre presente al juzgar este tipo de cine, pero sería bueno hacer la crítica por el producto en sí, sin recurrir tanto a aquello de "era el cine de entonces..." para disculpar su mediocridad, cuando también entonces se hacían obras maestras que hoy siguen siéndolo. Seguiré viendo este tipo de cine aunque malo por lo que tiene de insólito, incluso divertido en algunos momentos. La falta de contención en la actuación de todos los personajes, demasiado estereotipados, parece buscar la emoción fácil del espectador, su connivencia, al modo de los seriales de radio de aquellos años, con su gran influencia religiosa y la exageración en la diferencia entre malos y buenos.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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