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El milagro del cuadro (1951)

El milagro del cuadro
93 min.
5,8
55
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Sinopsis
Sam, un ladrón de obras de arte, después de robar un cuadro en una iglesia italiana, planea hacer una copia para engañar a sus socios y vender por su cuenta el original. Para pintar la copia elige a Anna, una guapa e inocente artista con la que se casa. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Crimen Robos & Atracos Pintura
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Light Touch
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
5
“Un hombre tiene que creer en algo, aunque no sea nada”
Richard Brooks dirige la segunda película de su fructífera carrera como guionista, director y productor, con un impersonal thriller que sigue todos los estilemas del género negro de ambientes exóticos -se desarrolla fundamentalmente en Cartago, en Túnez- y personajes algo excéntricos. La película bebe en parte de modelos como “El halcón maltés” -macguffin incluido, allí una estatuilla, aquí un cuadro- pero también nos recuerda, en parte, a alguna de las excelentes aportaciones al género de Jean Negulesco, como “Tres extraños” (1946). A la película solo le falta, de hecho, que Sidney Greenstreet y Peter Lorre aparezcan por una esquina para completar el codificado y manido modelo.

Stewart Granger es un ladrón de cuadros que da un golpe en un museo de Palermo robando una pintura religiosa y escapa a Túnez donde hace creer a quien le contrató para realizar el robo que la pintura se ha perdido en el incendio del barco.

La película, de una intrascendencia plenamente disfrutable e inofensiva, mil veces vista, cuenta entre sus mayores atractivos –además del protagonismo del siempre correcto Granger- con la presencia de la –no puedo usar otro adjetivo, ustedes me disculparán -angelical Pier Angeli, plena de inocente expresividad junto a un George Sanders en uno de sus habituales papeles de cínico educado, aderezado todo por la atractiva música de Miklos Rozsa en una digna pero nada memorable producción de Pandro S. Berman.

Simplemente para completar los primeros pasitos de la filmografía de un director mayor.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El toque del amor
Me ha llamado la atención el título original de esta película " El toque ligero" porque considero que es justo lo que le falta y también me ha extrañado la designación en español " El milagro del cuadro", porque también me parece que pasan de ello como de puntillas.
Esta es una de las primeras películas de Richard Brooks, también al frente del guion antes de alcanzar su gloria como director, en la que nos propone una película perteneciente al subgénero de " robos de arte" con Stewart Granger al frente, como astuto ladrón de guante blanco que roba un valioso cuadro renacentista de temática religiosa pero que pretenderá dar esquinazo a la policía y a sus propios compinches para obtener así mayor beneficio.
Con unos secundarios de no te menees que, indudablemente, le prestan gran calidad al film, la trama se revela tortuosa pero divertida, tal y como es la trayectoria del cuadro robado que hay que ocultar y la copia que se utiliza para engañar pero, sin embargo, a mí me parece que Brooks no ha sabido definir muy bien qué aire le quería dar a la película que en algunos momentos se revela como comedia ( los encontronazos de Granger con sus socios que le siguen los talones) aunque demasiado seria y, en otros, se plantea como drama moral ( todos los momentos en los que interviene Pier Angeli) tornándose así algo indecisa con respecto a su propio fin.
Aún así se sigue con bastante interés porque la trama está bien atada y no carece de ingenio. Ahora eso sí, hay que reconocer que son los secundarios los que la salvan en su réplica a Granger y le prestan ritmo y sal a la historia. Porque el resto, es decir, la subtrama amorosa con Pier Angeli y su mensaje de amor redentor resulta sosa, no cala, rompe el ritmo y es previsible. Un poco más de humor y ligereza hubiera venido bien.
Finalmente, tampoco consigue definir bien en su vertiente moral y en su sutil apunte religioso la transformación de Granger. La esperábamos vale, pero no nos la creemos.
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