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La colina de los diablos de acero (1957)

La colina de los diablos de acero
104 min.
7,0
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free
Escena (Español)
Sinopsis
Durante la Guerra de Corea (1950-1953), un teniente norteamericano curtido en cien batallas intenta reunir a los supervivientes de su batallón y llevarlos al cuartel general. Por otra parte, un hostil y poco respetuoso sargento de otra compañía quiere conducir a su coronel, agotado por el combate, a un sitio seguro. (FILMAFFINITY)
Género
Bélico Guerra de Corea
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Men in War
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1957: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
Intensísima cinta antibélica, de pulso electrizante y magnífico reparto, que ahonda en los aspectos más duros de la guerra. El vibrante blanco y negro y la inolvidable relación entre un subordinado y su superior catatónico son sólo algunos de los contundentes argumentos de una película de la que pueden rastrearse huellas en el más reciente cine bélico, como "Salvar al soldado Ryan" o "La delgada línea roja".
[FilmAffinity]
La crítica americana fue unánime: "uno de los mejores estudios psicológicos de la guerra jamás realizados".
[FilmAffinity]
5
4
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
8
La guerra según Anthony Mann
Film de Anthony Mann ("Cimarrón", 1960). Se basa en la novela "Day Without End (Combat)" (1949), de Van Van Praag, que sitúa la acción en Normandía, en la IIGM. Se rodó en Bronson Caves (Griffith Park, LA), con un presupuesto de serie B. Los productores fueron Sidney Harmon y Anthony Mann (sin acreditar) y el estreno tuvo lugar el 19-III-1957 (EEUU).

La acción tiene lugar a lo largo de un día (6-IX-1950) de la Guerra de Corea. Narra la historia del teniente Benson (Robert Ryan), al mando del 2º pelotón de la compañía D del Ejército americano. Quedan aislado entre enemigos, sin comunicación con el mando. Benson ordena recorrer los 40 km que les separan de la colina 465, que debe estar ocupada por su compañía. En el camino encuentran al sargento Montana (Joseph R. Willomet) (Aldo Ray), que huye en un jepp con un coronel en estado catatónico (Robert Keith), al que quiere llevar a Virginia. Las diferencias entre Benson y Montana complican las dificutades de la operación.

La película es un drama bélico, de aires documentalistas, apoyado en un relato crudo y desgarrador. La acción evita artificiosidades, adornos y concesiones. Hace uso de una estética realista, que presta atención a los momentos de temor, miedo, terror y pánico de los soldados, sus reacciones naturales, su fatiga y extenuación, la camaradería y el coraje que demuestran, sus momentos de aturdimiento, desconcierto y descontrol, la muerte que les amenaza, la tensión que provoca un enemigo sanguinario, sigiloso, invisible y próximo. El teniente se irrita por la precipitación con la que el sargento Montana mata a presuntos enemigos, sin las debidas cautelas. En repetidas ocasiones ha de recordarle que los enemigos, también, son personas humanas. No se habla de ideales, no se justifica ni condena la guerra y no se enardecen los ánimos con patrioterismos. La jornada transcurre como un retazo de la vida de unos protagonistas, movidos sólo por el instinto de supervivencia, al límite de la resistencia física y emocional. El brillante realismo convierte la obra en antecedente de "Platoon", "La delgada linea roja", "Salvar al soldado Ryan", etc.

La música, de E. Bernstein ("Los siete magníficos", 1980), suma aires heroicos, tonos dramáticos, compases militares y melodías de grata inspiración popular coreana. Se divide en 10 temas, de los que sobresalen "Sounds of War", "Men in War" (con "Flowers for Kilian") y otros. La fotografía, de Ernest Haller ("Lo que el viento se llevó", 1939), en b/n, comienza con un espectacular barrido circular con aproximación final al radiotelegrafista. Añade planos picados y semipicados, una cuidada composición de imágenes, negros profundos en primeros términos y elementos singulares que enmarcan los encuadres, pasión por el detalle (reloj, rueda atascada, etc.). El guión trata de introducir al espectador en el mundo del relato. La interpretación es excelente, en especial las de Ryan, Ray y Keith. La dirección demuestra versatilidad y potenica narrativa.
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26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Arduo camino hacia la colina 465
A criterio de los historiadores, la llamada Guerra de Corea fue una de las más sangrientas y brutales que haya padecido la humanidad del siglo XX. Corea del Sur, aliada con los Estados Unidos de Norteamérica se enfrentó a Corea del Norte (República Popular Democrática de Corea) la cual contaba con el apoyo de China y la Unión Soviética. Fue un conflicto bélico que duró cerca de tres años (1950-1953) y que tuvo su origen cuando, Corea del Norte, negándose a tener el país dividido, decidió invadir a su vecino, el 25 de junio de 1950. EE.UU. lanzaría, entonces, sobre la zona norte, 635.000 toneladas de explosivos y 32.557 toneladas de napalm, con lo que exterminaría a cerca del 15 % de la población norteña y se da la cifra de ¡2.500.000 civiles muertos + cerca de 1.5 millones de heridos y discapacitados!, mientras que, las bajas del sur y sus aliados fueron 778.000, incluyendo heridos y mutilados. La guerra terminaría con un armisticio que restauraría la frontera cerca del paralelo 38 y estableciendo una zona desmilitarizada de cuatro kilómetros entre ambos países.

Dejo aquí esta somera introducción histórica, porque, lo que realmente cuenta en la película, <<LA COLINA DE LOS DIABLOS DE ACERO>> (¡la “creatividad” de los tituladores!), es la suerte de relaciones interpersonales que se dan en el marco de una guerra y lo mismo pudo ocurrir durante la II Guerra Mundial o en cualquier otra guerra.

El guion, basado en la novela de Van Van Praag, “Day without End (Combat)”, escrito por Ben Maddow -quien tuvo que servirse de, Philip Yordan, para que hiciera las veces de testaferro, ya que fue él otro de los grandes talentos perseguidos por la abominable HUAC-, está cuidadosamente moldeado para que en él se expresen las más recursivas tácticas de guerra… y también, la camaradería de los momentos de solaz; los miedos más horrendos cuando se siente la muerte muy cerca; la astucia de los contrincantes… y por supuesto, el poder destructivo de las armas que, hasta la fecha, había inventado el hombre con marcados fines de exterminio.

El director, Anthony Mann, sumamente inspirado en esta ocasión, logra recrear unos personajes memorables con la valiosa interpretación de gente como Robert Ryan (el teniente Benson), Vic Morrow (el soldado Zwickley), Robert Keith (el Coronel), Philip Pine (Riordan), James Edwards (el sargento Killian)… y muy especialmente, Aldo Ray, quien, con impactante y ambigua personalidad asume el rol de Montana, la suerte de ojo avizor y de carácter fuerte -casi rayando con la psicopatía- que siempre lleva la delantera en cualquier compañía militar. A todos ellos, Mann consigue darles vida propia y, uno a uno, se nos meten en el alma, porque, más que guerreros, conseguiremos ver a seres humanos puestos en un camino en dirección hacia una colina, que horroriza con sólo imaginarlo.

La historia está ambientada el 6 de septiembre de 1950 -recién comenzada la guerra- y lo que tiene que hacer, la sección 3ª de la compañía 34, es desplazarse a pie hasta la llamada colina 465, la cual debe tomarse, pues, está fuertemente custodiada.

Tendremos aquí, uno de esos ejercicios cinematográficos y de actuación que nos dejan altamente complacidos, pues (con apenas pequeños errores que logramos captar), casi todo funciona como el mecanismo de un reloj… o para ponernos al día, como el de un computador.

Título para Latinoamérica: BRINDIS DE SANGRE
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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