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Marruecos (1930)

Marruecos
92 min.
7,0
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Escena (Español)
Sinopsis
En una ciudad marroquí donde está la Legión extranjera, Amy Jolly (Dietrich), una cantante de cabaret que por problemas económicos se ve obligada a cantar en un café de segunda fila, tiene como novio a un rico pintor (Menjou), pero se enamora del apuesto legionario Tom Brown (Cooper). (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Morocco
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1930: 4 nominaciones al Oscar: Director, actriz (Marlene Dietrich), direcc. artíst., fotografía
1930: National Board of Review (NBR): 10 mejores films
8
La fantasía visual de Sternberg
Film nº 12 de Josef Von Sternberg, segundo con la colaboración estelar de Marlene Dietrich y primero de ambos en Hollywood. Escrito por Jules Furthman, adapta la obra de teatro "Amy Jolly" de Benno Vigny, que éste después publica (1931) como novela. Se rueda en exteriores de CA (Guadalupe Sand Dunnes, Imperial County e Iverson Ranch) y en Paramount Studios (Hollywood). Es nominado a 4 Oscar (actriz, director, fotografía y dir. artística). Producido por Héctor Turnbull (no acreditado), se estrena el 14-XI-1930 (NYC).

La acción tiene lugar en una ciudad marroquí que cuenta con un acuartelamiento de la Legión Extranjera, la ciudad de Mogador y el desierto. Se desarrolla en 1929/30, a lo largo de unos pocos meses. Amy Jolly (Dietrich) viaja de París a Marruecos con el propósito de olvidar un pasado turbulento. En el viaje conoce al acaudalado pintor Le Bessière (Menjou), soltero empedernido y de mediana edad. Es cliente del cabaret en el que canta el rudo legionario Tom Brown (Cooper).

El film combina los géneros de drama, romance, aventuras y acción. El éxito de "El ángel azul" (1930) proporciona al realizador y a la protagonista varias ofertas. Tras muchas dudas, Dietrich acepta la de Paramount, con la que rueda 6 películas memorables a las órdenes de Sternberg. La primera es "Morocco", que obtiene un notable éxito internacional y levanta un gran revuelo por aparecer en ella la actriz vestida de esmoquin, usar sombrero de copa, fumar compulsivamente y besar a otra mujer. El estudio la convierte en la rival artística de Greta Garbo, de la MGM, a la que emula en varias secuencias de la cinta. Demuestra en ella sus habilidades como actriz sensual, seductora, misteriosa, peligrosa y, a la vez, frágil y sexualmente ambigua. El nombre de "Amy Jolly" es una corrupción de la expresión francesa "Aimée jolie", sobrenombre que evoca su pasado de prostituta en Paris. El film contiene referencias, ambientes y personajes que inspiran a Michael Curtiz en "Casablanca" (1942), donde aparecen más desarrollados. Sternberg durante el rodaje presta una atención exagerada a Dietrich, atiende a Menjou y descuida a Coper. Las tres interpretaciones son buenas, si bien la de Cooper (el mejor de los tres) no agota sus posibilidades. El ambiente que envuelve la acción, hecho de provisionalidad, urgencias, pasados oscuros y futuros dudosos, está bien conseguido. Visualmente lo refuerzan las atmósferas cargadas de humo, música excitante y caprichosas arquitecturas. Se ha dicho, no sin razón, que "Morocco" es la fantasía visual de Sternberg.

La música, de Karl Hajos ("Fatalidad", 1931), aporta una partitura sensual, que culmina en las canciones que interpreta Dietrich: "Quand l'amour meurt", "Give Me the Man" y "What Am I Bid". La fotografía, de Lee Garmes ("Fatalidad"), construye imágenes que exaltan los rostros de Dietrich, mueve la cámara en "trevallings" vibrantes y crea un magnífico final de cine esencial.
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35 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Unos buenos encuadres no justifican la película
Siempre me ha sorprendido como, a lo largo de la historia, muchos críticos han mitificado a ciertas películas solo porque contienen maravillosos primeros planos o encuadres magníficamente planificados; lo cual, por supuesto, si tienen una coherencia en la historia a mí también me encantan (que sería por ejemplo de Casablanca sin esos maravillosos primeros planos).

Ahora bien, que toda una película se sostenga, o mejor dicho, se tenga que sostener, por el encanto de los actores, en este caso por Marlene Dietrich (y muy bien secundada por Gary Cooper y Adolphe Menjou), y que los críticos estén fascinados por lo maravillosamente que está fotografiada no me parece que hagan un gran favor al cine. Porque el cine es básicamente solo una cosa: un guión, y cuanto mejor es dicho guión mejor será la película. Pues la fotografía, montaje, música, decorados o incluso hasta la dirección son solo herramientas para plasmar dicho guión en la pantalla, es decir, son elementos secundarios y nunca deben llamar la atención por sí solos.

Sin un buen guión a mí particularmente todo lo demás me da igual, sin una historia que te entretenga y enganche todo lo demás da igual. Porque, sinceramente, ¿qué me importa que el primer número musical de Marlene Dietrich sea tan fascinante, sensual, inolvidable y que ella esté estupenda si el resto de la película es un aburrimiento? ¿qué me importa que el maravilloso plano final estén tan magistralmente encuadrado por Sternberg si hasta entonces el tedio ha acompañado la película?

Porque desde luego Marruecos es una de las peores obras de Sternberg (recién salido de El ángel azul, quien lo diría), donde todos los personajes son muy acartonados, esquemáticos y lineales, los diálogos son muy pobres y sin encanto, además, hay una gran ausencia de diálogos en momentos que debería haberlos (supongo que esto es debido a que es una película de 1930, por lo que el sonoro todavía estaba en pañales, lo que ocasiona que muchos de los tics del cine mudo están aun palpables) lo que ralentiza considerablemente la acción.

Y sobre todo, y lo que es más importante (y donde se ve claramente la flaqueza del guión), el espectador debe hacer un gran esfuerzo para entender las motivaciones de los personajes; pues están descritos tan banal y superficialmente que no entiendes el porqué de ese desaforado amor pasional (¿quién sabe? a lo mejor el problema en que en los años 30 los amores, para que fuesen así de irracionales, apasionados y desaforados, no necesitaban motivaciones, y es algo que hemos perdido los humanos en el siglo XXI).

Pero claro, siempre habrá críticos e historiadores que glorifiquen y se derritan por aspectos técnicos de la película, o lo que es lo mismo, que sea tan aburrida, pasada de moda y desfasada que solo les quede fijarse en eso.

El Despotricador Cinéfilo
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