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Sangre y oro (2003)

Sangre y oro
97 min.
6,6
270
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Sinopsis
Cuando su amigo Ali le muestra el contenido de un bolso extraviado que contiene el recibo de la compra de un collar, a Hussein el precio le resulta inimaginable. Su sentimiento de inferioridad crece cuando él y su amigo son confundidos con ladronzuelos de poca monta y también cuando, por su aspecto, se les impide el acceso a una joyería. Hussein trabaja repartiendo pizzas por los barrios más ricos de la ciudad. Tiene así la oportunidad de observar, siquiera fugazmente, el tren de vida que se oculta en esas viviendas de lujo. En una ocasión, sin embargo, se le presenta la oportunidad de probar las delicias y placeres de ese estilo de vida. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Irán Irán
Título original:
Talaye Sorkh (Crimson Gold)
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2003: Festival del Cannes: Premio del Jurado (Un Certain Regard)
2003: Seminci: Espiga de Oro (ex-aequo)
2003: Festival de Chicago: Hugo de Oro - Mejor película
7
Dura Realidad
El cine iraní está un paso bien adelante en esto de asumir el arte cinematográfico como una extensión de la realidad. Las historias son planteadas con honestidad, sin efectismos, dejándonos ver que lo que acontece en la pantalla es, en sí, una posibilidad "real". En esta película que me gustaría llamar postrrealista, el protagonista es una cifra más dentro del esquema de disparidad social existente en todas partes; siente que su vida no tiene relevancia, que nunca podrá alcanzar esos estándares de éxito (y lujo) que con ferocidad son aventados hacia sus ojos. Como en la mayoría de los casos acostumbrados, este personaje se deja inclinar hacia la salida fácil, pero sabiendo, de antemano, que el resultado no será feliz. Lo hace porque (cree que) no tiene otra escapatoria, porque es preferible morir en el intento, porque no tolera el ritmo despiadado de la cotidianidad que lo abruma. Lo peor es que queda en evidencia que unos pocos lujos tampoco le asegurarían la felicidad anhelada. Pero los seres humanos somos así, siempre confiamos que tras alguna esquina encontraremos esa satisfacción esperada. Buena película sobre la insatisfacción, sobre la sencilla tristeza de existir...
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
“Todo estaba aquí antes que nosotros. Todo estará cuando nos vayamos”
Somos pequeños viajeros. Hemos venido aquí a la tierra, muy bien dotados la mayoría, para jugar un juego que se llama “La Unicidad”. ¿En qué consiste? Muy sencillo: Sólo tenemos que aprender a vivir en armonía con Todos los seres vivos, hasta llegar al convencimiento pleno, y real, de que todos somos hermanos. Y cuando a todos hagamos el bien… regresaremos a nuestra verdadera esencia y ¡habremos dado el paso hacia una nueva y maravillosa dimensión!

¿Es una utopía? Sí, así parece, pero, el día menos pensado las utopías se hacen realidad.

Como sociedad avanzamos muy poco porque cargamos con una especie de retraso mental que nos lleva a querer imitar todo lo indebido, facilista y/o dañino, y dejamos fácilmente de lado lo que nos exige compromiso, esfuerzo y privación. Abusamos de los demás en cualquier instancia que podemos y nos afanamos por sentirnos “superiores” ostentando, discriminando o aplastando a todo aquel a quien sentimos como un rival.

Hossain es un robusto iraní de buen corazón. Trabaja como repartidor de pizzas hasta altas horas de la noche, pero, el dinero que gana, no le permite darse lujo alguno y menos ahora que planea casarse con la hermana de un compañero de labores. Cuando piensa en comprar el anillo de boda, Hossain tiene una infortunada experiencia que lo hace sentir rechazado y discriminado por el propietario de la joyería que visita en compañía de su cuñado y desde entonces, la vida va a enseñarle las profundas y lamentables fragmentaciones -excesos y carencias- que hay en la sociedad.

¿Qué hará con ese conocimiento? ¿Cuáles serán sus pasos de aquí en adelante? ¿Obedecerá a los impulsos de odio y de venganza que a muchos los embargan? ¿O acaso contribuirá al cambio social y hará esfuerzos para favorecer la equidad? Según sea la decisión que tome, encontrará su destino, porque, así como hay caminos que conducen hacia la luz, hay otros que llevan directo hacia el abismo.

Con un nuevo guion de Abbas Kiarostami, Jafar Panahi, sigue adelante haciendo un cine social valientemente comprometido, pero, necesario es decir que, sin dejar de ser interesante y conservar un clarísimo y necesario mensaje, “SANGRE Y ORO”, nos resulta el punto más bajo en su filmografía porque se adivina una cierta brevedad de guion que se suple con escenas un tanto planas y de poca relevancia (ejemplos: la secuencia en la que Hossain no puede entregar las pizzas porque la policía interviene un edificio o los largos y reiterativos “paseos” en motocicleta), haciendo que el ritmo decaiga por momentos.

Panahi sigue en la tónica de hacer que sus personajes conserven, en muchos casos, su propio nombre, y así, Hossain Emadeddin, luce magnífico como ese repartidor que comienza a cargarse de resentimiento social a punto de sacarlo de quicio, mientras sigue interesado en fluir una bondad de corazón que le sale desde muy adentro; y Shahram Vaziri, es ese antagonista que simula una gentileza típica del comerciante hipócrita, en la que se adivina un veneno que pugna por salir a flote.

Estuvimos muy cerca de otra notable película y, en cualquier caso, “SANGRE Y ORO” vale la pena verse.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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