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The Headless Horseman (1922)

Película completa (MUDO)
Sinopsis
Adaptación muda del popular relato de Washington Irving sobre un jinete sin cabeza que tuvo aterrorizados a los vecinos de una aldea. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Fantástico Comedia Sobrenatural Comedia de terror Cine mudo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Headless Horseman (The Legend of Sleepy Hollow)
Duración
68 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Washington Irving
Links
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Los orígenes de la leyenda de Sleepy Hollow
"Es como si esta tierra estuviera envuelta en una atmósfera de ensoñación y densa calma. Algunos cuentan que fue hechizada [...], y ciertamente parece este lugar, aún hoy, envuelto en un poderoso embrujo que llena de extrañas fantasmagorías las cabezas de esas buenas gentes que lo habitan, haciéndoles caminar en una especie de duermevela...".

Así es como describe el autor Washington Irving su tierra soñada de Sleepy Hollow, cerca de las tabernas de Tarrytown, rodeada de frondosos bosques, pero realmente situada en ninguna parte, un pedazo de paraíso que es objeto de admiración en varias ocasiones ("Si alguna vez deseara retirarme del Mundo y todas sus tentaciones buscando el solaz de los lugares más apacibles y gratos, no dudaría en dirigirme a este pequeño valle..."). Es, pues, esta tierra, el objeto de leyenda en el relato de mismo nombre, y nada más que ella, aunque a muchos todavía les cueste entenderlo.
La maniobra no es la correcta por parte de Carl S. Clancy, el afamado aventurero y productor cinematográfico que decidió invertir para traer, por primera vez, la tan popular narración de Irving a la pantalla; al menos hoy día es la única adaptación que se conserva entre otras que se han perdido en la Historia. Y esta presenta a bombo y platillo el título "The Headless Horseman", enfatizando la presencia de ese espectro del cuento que es "el que más influjo tiene sobre la imaginación de las gentes" y "auténtico rey de esta región encantada: un fantasma decapitado que se aparece a lomos de un caballo".

El asistente de dirección y director artístico Edward Venturini debuta como cineasta con esta extraña rareza donde varios géneros y estilos se cruzan el mismo año que los expresionistas Murnau y Lang entregaban dos obras capitales del 7.º Arte: "Nosferatu" y "Mabuse, el Jugador". Lo que tenemos aquí no se inscribe precisamente en el terror pero queda algún eco sugerido por el texto original; en primer lugar, y filmando en la misma Tarrytown que inspiró a Irving, se nos pone en situación, plasmando las descripciones de los personajes principales del pueblo.
Sin embargo con esto se vuelve a demostrar cuan rica es la imaginación, porque el autor, casi obsesivamente, se regocijaba en el más mínimo detalle, e invitaba al lector a crear bellas imágenes desde sus palabras. Aquí vemos a Katrina, Van Brunt, Van Tassel, interpretados por actores no muy carismáticos, y se rompe cierta magia, como el tener que encarar en la piel del maestro Crane al celebérrimo actor cómico (y respetada personalidad de la época) William Rogers; entonces, como rompiéndose la realidad, el director sorprende poniendo también en pantalla al caballero decapitado que tan largas hace las noches a los habitantes de Sleepy Hollow.

Asoman las influencias del expresionismo, se asume un atractivo riesgo formal heredado de "La Carreta Fantasma", estrenada un año antes. Hay superposiciones, fantasmagoría, fascinantes juegos de sombras y perspectivas; son unos segundos, una efímera pesadilla, la luz del día vuelve enseguida, aunque la figura del jinete, de manera metafórica, planee por encima del pueblo, alimentando terribles supersticiones...lo malo es que el guión tergiversa ciertos aspectos del cuento y toma su camino en otros, derivando todo en una conclusión muy distinta y que traiciona (y con muy mala sombra, por cierto) la esencia.
Para empezar Crane, aun igual que el de Rogers (éste mucho más serio que sus acostumbrados papeles), es un hombre de lógica y también adora las historias de terror y el misticismo, pero no afectan a su juicio; aquí se sugestiona con más facilidad. El amor por la coqueta Katrina se mantiene, sin embargo Irving no imaginaba ningún complot del celoso Van Brunt, y aquí esto se convierte en el verdadero grueso del argumento; el jinete queda olvidado, ahora se analiza los estragos que puede causar esa superstición en la mente de las masas, sobre todo si se trata de una masa ignorante, paleta y que se cree lo que le digan.

Algo patética resulta la secuencia del niño diciendo estar "hechizado por el maestro", pero así se reafirma dicha ignorancia; tal vez esta invención fue cosa de Rogers, un tipo de ideas liberales dedicado a la sátira social. Básicamente es un relleno para dar más interés al film ya que el cuento se apoya en una serie de largas descripciones de personas, lugares y el entorno, hasta que llega el elemento del terror en un intenso clímax. Obviando lo respectivo al drama de acusación contra Crane, Clancy respeta la estructura y prepara el escenario para la aparición del jinete y una secuencia de acción que el director filma con bastante eficacia.
Desafortunadamente no se captura la amenazante y ensoñadora atmósfera que lograba Irving, y mucho menos ayuda esa tergiversadora (no menos idiota) vuelta de tuerca, que sin saberlo recibirá un homenaje décadas después en la espectacular adaptación de Tim Burton. No funciona por dos motivos: uno es que al principio de la película hemos visto el fantasma del jinete, así que existe como espíritu en la región...¿por qué deshacerse de ello? El otro es que se supone que el narrador del cuento está relatando una leyenda incierta a partir de una leyenda incierta, por tanto nunca se corrobora la autenticidad de la aldea, de los habitantes o del propio Crane.

(En el cuento) su desaparición sin dejar rastro y su enfrentamiento al jinete son obra de los rumores, del boca en boca, de algo que se dijo pero quizás nunca existió...
Para Clancy y Venturini todo es más real y paródico. Queda esto no como un clásico del cine, sino como lo dicho: una curiosa y simpática rareza.
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