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Cuando me enamoro (1988)

Cuando me enamoro
122 min.
5,2
447
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Sinopsis
Melodrama en torno a la vida de un ex jugador de fútbol americano y su esposa, antigua animadora, que tras su época de gloria viven el otro lado de la fama y la popularidad. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico Deporte Fútbol americano
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Everybody's All-American
Duración
122 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
El Fantasma gris y la Reina de las magnolias.
Tomen asiento y disfruten de esta magnífica película que, aunque olvidada o simplemente desconocida, es una joya del director Taylor Hackford, quien gobierna con admirable pulso narrativo el guion de Thomas Rickman basado en una novela del columnista deportivo Frank Deford.

Como si de un dibujo al carbón con apariencia de acuarela se tratara, el film soporta varias lecturas. Un tajo superficial deja a la vista un drama romántico aparentemente banal, otra constatación de que los ricos también lloran, pero sobre la que el director construye un sutil retrato crítico de la sociedad norteamericana desde finales de los 50s a principios de los 80s.

La historia sigue la carrera de un jugador de fútbol americano ficticio (una composición de distintas celebridades del deporte norteamericano), interpretado por Dennis Quaid, durante un cuarto de siglo. Para la recreación del juego se emplearon a exprofesionales de la NFL, por lo que algunas imágenes de tackles, especialmente en la parte final del film, son de gran crudeza y realismo. Dennis Quaid durante el rodaje llegó incluso a romperse la clavícula por lo que sus imágenes retorciéndose de dolor son auténticas.

La historia abarca tres etapas: partiendo del estasis del logro del campeonato y su investidura como chico de oro en el Olimpo de las estrellas universitarias, la película relata el recorrido de una carrera brillante como profesional y la retirada con retorno al juego por problemas financieros. A su lado, Jessica Lange es la partenaire que abandona un futuro como reina de la belleza para casarse y seguir la estela de su amor de juventud.

"¿Qué diablos hay mejor que jugar al football y que te paguen?", confiesa el protagonista. Sin embargo, a pesar de ser un privilegiado que alcanza la gloria siendo aún adolescente, Gavin Grey tiene los pies en el suelo: "Soy especial mientras siga haciendo touchdowns y cuando esto se acabe, se acabó". Gavin se retira en lo alto pero ya no es el mismo y, pese a los logros alcanzados, comprueba que el ahora es todo lo que cuenta; el Fantasma gris se desintegra hasta que de él solo queda un espectro que se desvanece en el tiempo, reducido a las exhibiciones de viejos partidos en las reuniones de antiguos alumnos.

El sobrenombre del “Fantasma gris” también tiene varias lecturas: por un lado, es un juego de palabras entre su apellido y su roll en el campo de juego –el running back, cual fantasma, asoma de improviso–; por otro lado, fue el mote de un héroe sudista de la Guerra Civil.

Babs, por su parte, la Reina de las magnolias, encarna la mojigatería de la mujer sureña. Su conflicto queda perfectamente introducido en la siguiente cita del film: "la mayoría de nosotras éramos reinas de algo, ahora solo somos esposas de jugadores". Más adelante, la propia protagonista define mordazmente sus circunstancias: "pero yo sigo haciendo lo que me enseñó mi madre: me pongo una venda, mi cinturón de castidad y cierro el pico".

Jessica Lange está maravillosa, una belleza que por entonces atesoraba 38 años. La cámara y un, por entonces adolescente, servidor nos enamoramos de ella durante la escena en la que Dennis Quaid desnuda su espalda mientras de fondo se escucha el clásico “When I fall in love”, de Nat King Cole. La productora eligió ese tema acertadamente como título del film para su distribución a nivel internacional. Hay que atribuirle buena parte del mérito de dicho embrujo a la maestría de Taylor Hackford. Como el mismo reconoció con ocasión de alguna entrevista: “Me siento muy cómodo filmando música y creo que eso se puede ver”. La película guarda también otro momento memorable con Jessica Lange, cuando baila el “Let's twist again”.

Los personajes principales están magníficamente secundados por John Goodman (Ed Lawrence) y Timothy Hutton (Donnie). Respecto a John Goodman, estamos ante una película seminal en la medida en que se construye el arquetipo que el actor encarnaría en adelante. Cierto que Goodman había aparecido tiempo antes en Arizona Baby, pero la desmesura y poderío que confiere a sus interpretaciones –ese disfrutemos mientras dure que lo ha convertido en uno de los grandes, prolíficos e indiscutibles secundarios del cine de los últimos 30 años– se revela en toda su extensión por primera vez en este film. Hutton, por su parte, es el testigo de la historia, la consciencia narradora y manantial de devoción por Gavin y Babs. "Uno se cree que va a pasar toda la vida haciendo buenos amigos como tu. Pues no, eso solo pasa cuando eres joven" le llega a decir Gavin.
Sin ser una película discursiva, tiene algunos buenos diálogos: " ... tienes que casarte, la genta va a empezar a hablar de ti... Veamos, tiene que ser una rica y preciosa ninfómana dueña de una tienda de licores."

Si realizamos un corte más profundo al film, queda expuesto un retrato crítico de la cotidianidad sureña en la que desarrollan su existencia los personajes, unos privilegiados en el lado equivocado de la historia, como señala Donnie. La presión de la lucha por los derechos civiles se contrapone en distintos momentos de la cinta con reflexiones de Babs y Lawrence que, aunque condescendientes, preconizan la latente creencia de la inferioridad de los negros.

Pasa un cuarto de siglo, cambia la moda, de por medio Dallas, Selma... Se diría que el viejo mundo se derrumba pero lo sustancial permanece, una sociedad narcisista y superficial adicta al dinero, el espectáculo y la fama que no parece capaz de regenerarse porque la opresión se asimila y se aprende bajo el peso de su propia jerarquía racial, de género y el materialismo dominante. Un retrato social que, a tenor de los hechos y el Black Lives Matter, persiste en nuestros días.

Por último, señalar que la película está muy bien resuelta en un final que, según he leído, difiere del libro de Frank Deford.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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