Saint (2010)

Es evidente que para entender muchos gags o acciones que ocurren en esta película, hay que ser Holandés. Cierto es que gran parte de los diálogos dejan bastante que desear en un director tan experimentado desde los años 80 como es Dick Maas. Las escenas sobre el tejado con el caballo, no son gratuitas como algunos piensan ya que en la tradición Holandesa, San Nicolas viaja con su caballo por los tejados y aunque muchos piensen que tiene similitudes con Santa Claus, nada que ver un personaje con la otra. Los pedritos negros por llamarlos de alguna manera, son como un equivalente al hombre del saco español, que además te secuestran si te has portado mal llevándote a España. Lo que no se habla puesto que sólo lo entendería un Holandés, estas frases surgen por las barbaridades que hizo siglos atrás la familia Alba ( sí, la misma que todos conocemos ) en Holanda, y por eso se llevan a los niños a españa como un castigo si son malos. La familia Alba son personas non gratas para muchos Holandeses, tanto que se han mezclado en la tradición como el hombre del saco que una vez fué el duque de Alba.
Los Holandeses hacen películas para Holandeses y pocas de ellas cruzan las fronteras, y cuando lo hacen quedan desconocidas y no se entienden del todo.
Esas conversaciones que tan abiertamente tienen en la película los adolescentes sobre el sexo, es sencillamente por que es un tema tan abierto en los paises bajos como el comer. Hay bastantes diálogos que no se pueden entender bien si no sabemos lo que hay detrás, pero salvando todo esto, es cierto que a veces el diálogo es muy superfluo e inutil, pero en general, es una película diferente, que entretiene, tiene sus raciones de gore light y está un poco americanizada, quizás por que el director se haya quedado en la época de la niebla de John carpenter o sus propias películas iniciales que traspasaron fronteras como el ascensor o Amsterdamned. La historia es original, pero el director debe evolucionar y dejar atras los años ochenta.

Film tocado por la varita de Sitges, y como tal, ajeno a las reglas cinéfilas habituales.

Tal como sucedió con Rare Exports, mejor pelìcula en Sitges 2010, Saint apunta contar una historia libre sobre Santa Claus, más oscura y siniestra.

Saint no alcanza el shock logrado por la predecesora, e incluso sale perjudicada en su comparación, pero no deja de ser un film distinto, que nos quita la modorra de observar productos precocidos y nos ahorra la desilusión de ver cine distinto.

Saint es cruda y a veces burda, aunque no deja de sorprendernos en algunos tramos.

Ni buena ni mala: extraña, rechazable y disfrutable por partes iguales.