Justicieros del infierno (1961)

Interesante western, de serie B en cuanto a producción, intérpretes y, tengo que imaginarme, ambición artística...pero que resulta amena, sobria, violenta, dura y muy digna.
Y esto es porque el guión de Clair Huffaker reúne ideas y situaciones donde los más profundos sentimientos humanos tienen cabida: el honor, el miedo, el sentido de la justicia, la responsabilidad, los prejuicios sociales...
Y todo ello de forma muy entretenida, resultando interesante en todo momento.
No, no es que sea un gran western, pero sí muy honesto en cuanto a planteamiento, desarrollo y resolución.
Buenos intérpretes, de esos que hace años les mal llamábamos "secundarios", y asiduos al western, como el propio protagonista, antiguo héroe de la II Guerra Mundial Audie Murphy, y también Lee Van Cleef (que sale muy poco) poco antes de sumergirse en el alcohol y depresiones y ser rescatado no mucho después por Sergio Leone, o/y el siempre agradable John Saxon, además de Rodolfo Acosta, Royal Dano, James Bell y un Vic Morrow haciendo de malo psicópata pero muy listo.
Un agradable western, con un empleo de la elipsis inteligente.

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Una noche bastante oscura, al tranquilo pueblo llamado, Paradise, llegan cuatro jinetes con mucho odio y veneno en sus almas. El primero en ser abaleado a traición por Crip -el líder de la pandilla- es el sheriff Webb… y a éste seguirán varios hombres más. Terminada la noche, los temibles bandidos han escapado con el dinero del banco y se han llevado como rehén a la joven, Helen Caldwell. Al amanecer, justo llega a la ciudad, Banner Cole, solicitado por el sheriff para que hiciese de ayudante… y al encontrar a su amigo agonizante, tendrá que asumir de inmediato la tarea de aplicar justicia a como dé lugar.

Algunas de las palabras que alcanza a decirle Webb, luego de cederle su estrella, tienen mucho significado: “Por una vez, hazlo bien, no por odio sino porque quieres”. Las actitudes que luego veremos en Cole, darán cuenta de un fuerte resentimiento con la sociedad, pero, infortunadamente, el director -o los productores en su edición final- no dejan aclarado el hecho que justificaría éste comportamiento que, en algo relevante, tiene que estar fundamentado. Sin embargo, una posible explicación comenzará a advertirse cuando veamos las improcedencias de algunos personajes que se convierten en acompañantes del nuevo sheriff… y ¿cómo conseguir aplacar su odio cuando, lo que acaba de ocurrir con su amigo Webb, vuelve a resentir su alma?

Escrita por el acreditado, Clair Huffaker -basado en su propia novela-, y dirigida por Herbert Coleman, a todo lo largo de ésta road movie, la trama contiene un valioso estudio psicológico y consigue dejar bien plasmados ciertos prototipos de la sociedad que padecemos… entre los cuales es posible que, cada espectador pueda sentirse debidamente identificado: Tendremos al exmilitar arrogante y de una gran ligereza, que solo traerá dificultades. Estará el joven citadino que sufrirá los rigores de la inexperiencia en las labores rudas, pero, que sabrá aportar su formación en beneficio de la cordura. Veremos al individuo que, demencialmente, quiere atribuirse la muerte del asesino de su hermano para sentirse en paz consigo mismo. Conoceremos al hombre de sangre indígena que demostrará su sensatez y conocimiento con absoluta humildad… y, entre otros, también tendremos a la chica que, incapaz de tramitar un momento difícil, pensará en decisiones desesperadas.

En pleno, todo este juego de caracteres, va dando a, <<JUSTICIEROS DEL INFIERNO>>, un aire de estudio sociológico realmente importante… y esa manera de mostrar al hombre de ley como un ser humano imperfecto –tal como son en realidad-, da verosimilitud a la trama y nos hace sentir que estamos ante una historia arrancada del contrastante mundo en el que ahora vivimos.

Audie Murphy, resulta impecable en su rol de sheriff de ocasión, y el escepticismo que despierta entre algunos de los que le siguen, está bien explicado en su aspecto juvenil y en su irreverencia para con los adultos. Vic Morrow, vuelve a lucirse como el malote de turno sin sangre en las venas; mientras que, John Saxon, resulta muy convincente como el señorito que se esmera por ponerse en situación. Para resaltar, la labor de, Robert Keith, como el insoportable capitán Brown… y la del mexicano, Rodolfo Acosta, muy efectivo como Johnny Caddo.

Ésta es la suerte de película que me deja con la sensación de que no ha tenido todavía el reconocimiento que bien se merece.

Título para Latinoamérica: CADENAS DE ODIO