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Goodbye, America (2007)

Goodbye, America
80 min.
7,1
429
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Trailer (Inglés con subtítulos en español)
Sinopsis
Se llama Al Lewis; tiene más de 90 años. Está sentado, y frente a sus ojos, hay un espejo. A su lado, el maquillador convierte el rostro de Al en el abuelo de la Familia Monster. Mientras el maquillaje avanza, la fantástica memoria de Al ilumina el cristal con escenas que marcaron su vida... y la de muchos. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Vejez / Madurez Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Goodbye, America
Duración
80 min.
Guion
Fotografía
Compañías
9
LA LUCIDEZ EN SU MÁXIMO EXPONENTE
En cuanto supe de la existencia de este documental, experimenté la imparabale necesidad de visionarlo, y lo mío me ha costado, esa es la verdad, al tener una pobre distribución. Parece ser que en principio, Al Lewis iba a ser parte de un documental más amplio y con más protagonistas, pero la arrolladora y particular personalidad del abuelo Munster, impresionó al equipo y cambió por completo el rumbo que debía tomar en un principio la cinta.

El film te emociona de principio a fin y se convierte sin lugar a dudas en uno de los documentales de referencia del 2007, detrás del que se encuentra uno de los productores españoles más importantes de la reciente historia del cine español. Recomiendo encarecidamente a los usuarios de Filmaffinity que se dejen llevar por la sabiduría de este hombre que en el ocaso de su vida y presintiendo su final cerca, hace balance de su lucha activista por la paz.
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15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Descubrimiento de un genio
“Goodbye, America” sigue su recorrido en nuestra mente recién acaba, por la magia y el encanto de sus componentes, por la plenitud de los conceptos de la vida y la muerte que vemos en el film.
Le agradecemos a los realizadores de la película la rigurosa presentación de un mito de la comedia negra sesentera, Al Lewis (el abuelo de “Los Monster”). Resulta gozoso descubrir a un ser humano, otrora desconocido, ya que sólo conocíamos al actor más a la leyenda televisiva asociada. Al actor lo contemplamos desde la profundidad limitada, aunque con densidad perceptible.
Al Lewis, el hombre nonagenario, resulta fascinante desde el primer pelo de la cabeza hasta el último de los pies, por su inacabable experiencia vital. Sólo él abarca desde las guerras mundiales hasta el petardazo en el “World Trade Center”, pasando por la gran depresión, la segregación racial, la caza de brujas, la guerra de Vietnam, etc. Su visión del mundo a través de sus prácticas es el hilo conductor del documental, que alterna documentos de archivo de varias décadas con una entrevista y, finalmente, imágenes muy dolorosas del actor apagándose en el lecho de muerte, sin la vitalidad y el positivismo que le caracterizaron a lo largo de su trayectoria.
Lo único negativo que puedo encontrar en esta ópera prima de Sergio Oksman es su escasa duración, ya que acaban sabiendo a poco los setenta minutitos, pero supongo que esta decisión estuvo supeditada a una estrategia de marketing para vender mejor el producto. Calculo que por cada diez minutos de más le hubiese dado un punto extra. (Ya sabéis amigos directores, una hora y tres cuartos puede separar el notable de la perfección, sólo hace falta confianza en la obra que se rueda.)
Por otra parte, “Adiós, América” se revela como una crítica a la administración americana vehiculada a través del también analista Al Lewis, que nos martillea con su voz chillona y su vehemencia ante todo lo que odia, que es mucho, arrancando la pasión de nuestro pecho y volviéndonos, más si cabe, activistas de sus causas.
Este hombre nos deleita con sollozos de respeto por cada una de las diatribas que suelta sin inmutarse, sólo puedo decir que con dos cojones, Al. Si dices que Kissinger es el mayor asesino de la historia, siento empatía hacia ti, pero cuando se lo dices a la cara, me convierto en tu siervo, cuando su secretario te mira amenazante después, me convierto en tu esclavo, cuando le preguntas al secretario si busca a su padre (ya que te mira), me convierto en tu puta, cuando le aseguras no ser su padre pero le señalas, que si lo fueras, lo primero que harías serías matar a su madre, yo, amigo Al, me tiro del primer acantilado que vea para unirme contigo allí arriba, encima de las nubes, en el avión donde te encontraste a Kissinger, a su secretario y una de las anécdotas más cojonudas que he escuchado jamás.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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