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Estupor y temblores (2003)

Estupor y temblores
107 min.
6,4
478
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Escena (FRANCÉS)
Sinopsis
Adaptación de una novela de Amélie Nothomb. Amélie es una joven belga, soñadora y romántica, que regresa al Japón, donde pasó parte de su infancia, para trabajar como traductora en una gran empresa. A pesar de la fascinación que siente por el país, el extraño ambiente y las incomprensibles reacciones de sus jefes la desconciertan hasta tal punto que empieza a cometer errores en el trabajo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Stupeur et tremblements
Duración
107 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Japón;
Grupos
Adaptaciones de Amélie Nothomb
Links
Premios
2003: Premios César: Mejor actriz principal (Testud). Nominada a Mejor Guión
2003: Festival Internacional Karlovy Vary: Mejor actriz (Sylvie Testud)
7
El fabuloso destino de Amélie Nothomb
"En el Japón antiguo, había que dirigirse al emperador con estupor y temblores..." piensa Amélie cuando encara su última humillación ante su jefa en la empresa japonesa donde finaliza su contrato después de un año lleno de degradaciones laborales. Dicho y hecho: una temblorosa Amélie ofrenda a sus patronos un último alarde de autofustigamiento, como irónico final a su intento de plegarse a los usos y costumbres de la cultura nipona.

En el transcurso, la pobre Amélie, que entra como traductora en la todopoderosa Yamimoto, pasa a desempeñar cualquier tipo de trabajo posible (incluido el de limpiar la "tualé") excepto aquel para el que ha sido contratada. ¿Su pecado? Ser occidental y tener iniciativas propias.

La dramática aventura de Amélie se convierte en un espejo de las diferencias entre Oriente y Occidente y también de sus similitudes: no es privativo de ningún país el desperdicio de recursos humanos, las zancadillas, el arribismo y el abismo de comunicación entre jefes y trabajadores. Que vivamos en un país en el que más de tres cuartas partes de la población trabajadora sienta verdadero asco por su trabajo, es indicativo de hasta qué punto la famosa globalización está sometida a imperativo capitalista. Aquí y en Tokyo.

Reflexiones aparte, "Estupor y temblores" es una curiosa tragicomedia corporativa que halla en la ironía la mejor de sus armas. Y resulta esperanzador saber que tras la sufriente Amélie de la película se esconde en realidad la Nothomb, una de las escritoras más leídas de Francia y autora de la novela autobiográfica en la que se basa este recomendable historia.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LO QUE PERMITIMOS ES LO QUE PROMOVEMOS
La historia que este filme nos presenta está evidentemente exagerada por su autora original, Amélie Northomb y por el guionista-director que la ha llevado al cine, Alain Corneau. ¿Por qué? Porque cualquier occidental que haya vivido y trabajado en Japón nos puede confirmar que lo que le ocurre a la protagonista es algo inconcebible. Es decir, resulta increíble que en una empresa japonesa radicada en Japón, al menos desde los años ochenta del siglo XX hasta hoy mismo, sometan a un occidental contratado como trabajador a las humillaciones y abusos casi de estilo militarista-degradante a que es sometida Amélie, máxime cuando en Japón son especialmente respetuosos con los occidentales, sobre todo con los europeos.

Amélie Northomb es la autora del libro autobiográfico en el que se basa esta película (“Estupor y temblores”. Anagrama. Barcelona 2004) el cual fue publicado en Francia, 1999, y galardonado con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa.

Amélie nació en Kobe, Japón, el año 1967. Hija del embajador de Bélgica en ese país oriental, vivió y aprendió el japonés. A la edad de cinco años se estableció con su familia en Europa. Amélie soñaba desde jovencita con volver a su tierra de nacimiento la cual añoraba y tenía idealizada desde su infancia. Con más o menos veintidós primaveras (año 1989-90) y dado su dominio del japonés consiguió ser contratada por un año como traductora en una gran corporación de Tokio. Es justamente es este momento de su vida donde comienza y se centra la película que nos ocupa, donde se nos cuenta las amarguras y desconsideraciones que ha de vivir Amélie en su oficina, debido a la sinrazón de sus jefes, compañeros y al sistema cuadriculado-dictatorial típico de la empresa japonesa, que aquí es presentado como casi militarista cuartelero, con una absolutizada cadena jerárquica de mandos, desde la cual no se tolera ni perdona al empleado que intente saltársela.

Lo llamativo y chirriante es que una mujer occidental, europea, francófona, con noción de saber exigir sus derechos o de rebelarse, soporte todos estos atropellos. Amélie aguanta las continuas cabronadas que le hacen con la clásica o muy parecida mentalidad sumisa de la cultura japonesa. ¿Por qué? Según ella, porque se ha propuesto resistir su año de contrato a pesar de las más groseras humillaciones. Pero también hay otra razón que cualquiera puede contemplar: Amélie es de temperamento temeroso, de esa clase de personas que cuando le faltan el respeto en lugar de contestar o reaccionar indignada, se muestra débil, atemorizada, da pie a que la sigan humillando más y más; o sea, lo suyo no sólo es estupor y temblores, es también la típica personalidad asustadiza, amilanada, cagueta, que hace cierto el dicho «Lo que permitimos es lo que promovemos», aunque a posteori sí tenga redaños para denunciar los hechos escribiendo una polémica y fulgurante novela.
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14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
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