Flight Command (1940)

En la fecunda producción de Franz Borzage hubo espacio para un poco de todo, conviviendo en aparente armonía musicales alimenticios bastante olvidables junto a obras mucho más personales, donde daba rienda suelta a sus particulares obsesiones a través de una original poética, poco apreciada en su momento y justamente revalorizada años más tarde. Hubo también películas sencillamente intrascendentes como ésta que nos ocupa, realizada –no podía ser menos- con indudable oficio sobre los esfuerzos de un piloto novato y un poco osado por adaptarse al escuadrón de combate al que es destinado. Película de aviadores sin gran interés y excesivamente larga para su escasa línea argumental, cuenta como mayor interés con la fresca presencia de Robert Taylor y el buen trabajo y la belleza –qué ojos tenía esa mujer- de Ruth Hussey. De hecho, cuando la película se centra en su peripecia vital –con mucho lo más interesante de todo el metraje- la misma gana enteros y despega misteriosamente de una aseada e ininterrumpida medianía. Es cierto que, a veces, pugna por querer aparecer alguna ráfaga de la particular y ciertamente morbosa poética de Borzage –en ese sentido la escena de la playa en la que Lorna lamenta la pérdida de su hermano parece prometérnoslo –pero, vano espejismo, rápidamente desaparece en el estrepito de una mediocridad que aleja a este film de nuestro aprecio.