La batalla de las piedras sangrantes (TV) (1967)

Si es cierto que la historia la escriben los vencedores, con lo que tenemos nuestras dudas, ¿qué decir de las recreaciones de batallas que tan de moda están últimamente?
Dentro del formato televisivo de la serie "Cimarrón", en este caso se plantea con bastante claridad el fenómeno del racismo de la sociedad americana frente a los indígenas.
Estamos en 1870 y una especie de circo representa en el Oeste la batalla de Piedras sangrantes desarrollada contra los indios. El desenlace de la misma, no hay que decirlo, es favorable al Ejército y a los colonos americanos, pero la representación es tan exageradamente parcial que algunos espectadores indios protestan contra los actores y contra el orondo empresario.
Peleas desiguales, heridos, un joven indio muerto y la correspondiente venganza que evita, naturalmente, la mano izquierda y la pistola del sheriff Crown (Whitman). Una vez más vemos cómo "la historia se escribe con sangre".
Sin embargo lo más llamativo es el personaje del cirujano que, mientras cose la herida del indio herido en la pelea, comenta con displicencia que donde de verdad ha aprendido su oficio ha sido en las intervenciones quirúrgicas en el campo de batalla como cirujano militar. Sobre todo operando a los indios con los que ensayaba las técnicas del oficio. En fin, un adusto matasanos que ignoraba los principios éticos del Juramento hipocrático.
Por lo demás, lo vemos suturar y coser con garbo las heridas, tirar de tijera y de bisturí, examinar posibles fracturas en las costillas, frotar y dar friegas pectorales antes de colocar anchos vendajes torácicos.
En esta ocasión el artista invitado es Elisha Cook Jr., especialista en villanos y personajes cobardes y neuróticos, en un papel de este jaez. De mirada siempre huidiza, este actor se hizo famoso sobre todo en el papel de Wilmer cuando intenta intimidar a Sam Spade (Bogart) en "El halcón maltés".
Resumiendo, modesta entrega de la serie televisiva "Cimarrón" que trata con dignidad el tema del racismo.