Las cinco advertencias de Satanás (1970)

Esta adaptación de un texto del famoso autor de "Usted tiene ojos de mujer fatal" Enrique Jardiel Poncela fue parcialmente estropeada por un exceso de diálogos que empieza a notarse a partir del momento en que la historia que cuenta se estanca. Y a eso se le suma el hecho de que las obras de los autores teatrales casi siempre suelen perder virtudes cuando pasan a ser reproducidas en una pantalla a no ser que el proyecto se aborde con algunos cambios ideados con brillantez. Esos cambios existen aquí y en la medida de lo posible se intenta adaptar la obra con sentido cinematográfico de manera que no resalte la esencia de lo teatral. La primera mitad de la película está lograda en este sentido y tiene una relativa agilidad pero en la segunda mitad sólo cuentan las palabras y el ritmo fluido desaparece dando pie a varios momentos que resultan aburridos para el espectador porque resultan reiterativos. A pesar de los ya apuntados defectos que podemos encontrar la película presenta algunos alicientes que son concretamente la agradable fotografía en color, la belleza refinada de Magdalena Iglesias que además canta con finura y encanto y los bonitos planos de tarjeta postal como se suele decir despectivamente que hay en los títulos de crédito que son acompañados por una canción portuguesa muy bella. En ocasiones la cinta tiene encanto por su ambientación a pesar de sus irregularidades. Aunque podía haber sido un producto con un toque insólito más acentuado y menos convencional hay que reconocer que tiene una puesta en escena sugestiva que hace que el film no falle del todo. Los alicientes que tiene se combinan con el tedio del que hablaba antes.

Comedia agridulce narrada con acierto, con buen sentido del ritmo y con mucha habilidad que resulta entretenida y sitúa al espectador en esa tesitura de complicidad argumental que sólo se consigue cuando la historia está bien contada.
La presencia de A. Fernández -impecable en su papel de distinguido galán- es sobresaliente y confiere verismo a una disparatada trama debida a la pluma de E. Jardiel Poncela,
Plantea situaciones muy ocurrentes otras francamente graciosas y el tono general de la película es de grata complacencia.
Y tampoco se debe omitir el valor intrínseco de algunas de sus reflexiones no exentas de enjundia psicológica.

Ya se sabe que la oscura capa de Satán aletea con inquietante sinuosidad y a su influjo los humanos tiemblan.