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Hater (2020)

Hater
135 min.
6,3
4.373
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Disponible en:
Suscripción
Trailer (POLACO)
Premios
2020: Festival de Tribeca: Mejor película internacional
7
No te dejes llevar por el aura milenial del título y prejuzgues esta película sin darle una oportunidad.
Me produce sentimientos encontrados porque encuentro que como película me ha emocionado en el peor de los sentidos de la palabra. Te produce impotencia, tristeza, pero también comprensión porque crea unos personajes veraces y con historias detrás que les conforman tal como son en el presente.

Como thriller, lleva bien la tensión, y como experiencia audiovisual es muy intensa y una apuesta innovadora que me recuerda a "Parásitos". La forma con la que es percibida la pobreza a ojos de la clase alta, y el asco que provoca en las clases más bajas que puede hacer que alguien en las condiciones adecuadas (o mejor dicho, inadecuadas) llegue al límite de lo imaginable.

La recomendaría para personas que no sean muy impresionables y que sientan curiosidad por el desarrollo de enfermedades mentales o, mejor dicho, de rasgos psicopáticos, a lo largo de la experiencia vital.
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40 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cataratas de odio
De reciente estreno en plataformas digitales, la película polaca Sala samobójców. Hejter – Hater (2020), del director Jan Komasa, muestra como las campañas de rencor por redes sociales pueden llegar demasiado lejos.

Por Nicolás Bianchi

Si bien Hater nunca abandona el tono de un drama se podría decir que la película consiste en la construcción de un villano. Se trata de la transformación del joven estudiante de derecho Tomasz Giemsa (Maciej Musialowski), que luego de ser expulsado de la universidad comienza una ascendente carrera en una empresa de marketing digital.

Komasa introduce dinámicamente en el primer acto tres elementos fundamentales que van a ser las vigas de su narrativa. Primero la personalidad de su protagonista. El film abre con Tomasz frente a dos directivos de la facultad de Derecho que le informan que está expulsado por plagiar un trabajo de investigación. El personaje primero intenta defenderse al decir que no es una falta tan grave (‘me olvidé de poner las comillas’), luego apela a la lástima ya que fuerza el llanto y, por último, cuando asume que la decisión es irreversible, le pide a una profesora que le autografíe el libro ya que, según dice, se trata de una gran influencia para él. O sea, se lleva algo que le puede ser útil más adelante. Amoralidad, pragmatismo y control de sus emociones.

El segundo elemento presente en el film es la derechización de la política y la sociedad. Luego de salir de la universidad Tomasz tiene pactada una reunión familiar a la que su prima, la también joven Gabi (Vanessa Alexander) llega retrasada por una manifestación de extrema derecha que, en las calles de Varsovia, pide por una ‘Europa blanca´ y sin inmigrantes ni islam. El tercer componente es la tecnología. Tomasz es un muchacho del interior rural de Polonia y estudia gracias a la ayuda de sus tíos que aportan algo de dinero. Los Krasucka, esta rama de la familia, es parte de una elite cultural urbana progresista que mira a Tomasz con cierta desconfianza. Cuando el personaje deja el hogar luego de la reunión deja allí un celular olvidado a propósito para grabar la conversación posterior a su salida, por el cual confirma que sus engolados tíos y la prima por la que él siente más que afecto lo menosprecian.

Tomasz es osado, ambicioso y no tiene reparos morales. Es, por lo tanto, un gran candidato para crecer en la empresa de marketing digital que comanda Beata (Agata Kulesza). Su primer éxito es una campaña diseñada a base de usuarios falsos y fotos trucadas para atacar un producto bebible que promociona una influencer del fitness. Con esa medalla en su chaqueta da el próximo paso. Beata le asigna el combate de la campaña del candidato progresista a la alcadía de Varsovia, que justamente sus tíos y primos también apoyan.

Komasa lleva el relato a una escala de oscuridad y violencia que por momentos se descontrola. El trabajo en horas extras, el esfuerzo, el hacer lo que sea por prosperar, todos mantras neoliberales, jerga de recurso humanos, que atraviesan en la actualidad el mundo del trabajo, son puestos en cuestión por el director. Tomasz es el trabajador ideal, el que va a hacer todo por cumplir sus objetivos. Tomasz, poco a poco, se transforma en un monstruo que utiliza redes sociales, plataformas de video juegos de rol, grabaciones ilegales, todo lo que esté a su alcance para ascender y lograr una posición de éxito, sin perder de vista el interés afectivo por Gabi. Para ello alimentará la violencia, el odio, la homofobia. No dejará conjuro por pronunciar.

Komasa cuenta, para llevar a buen puerto su historia, con un gran trabajo de expresión, sobre todo facial, de Musialowski, un protagonista que da cuenta de su metamorfosis a través de su cara. La película requiere de alguna concesión, suspensión de la incredulidad que le llaman, sobre las capacidades del joven y sus poderes para orquestar campañas y manipular a otras personas para construir un desenlace sorpresivo, lacerante. Si se logra atravesar ese umbral, Hater es una muy buena película. En definitiva se trata de la historia de un Joker sin mitología detrás. Un hombre que aprovecha un contexto de desconcierto y desenfreno social para echar más leña al fuego, y de allí obtener algún diamante.
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32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
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