Tarzán y los cazadores (1958)

Una de las últimas películas de la tercera -por fama- encarnación de Tarzán, Gordon Scott, que sustituyó a Lex Barker y cruzó el Atlántico para dedicarse a los péplums. Extraño filme en dos episodios, que originalmente se destinó a TV y se rodó en B/N, mantenía los personajes secundarios ya establecidos con Weissmuller - Chita, Jane y Boy - y con la misma poca importancia en el argumento - ser la excusa para que Tarzán se implique en alguna injusticia - aprovechaba imágenes de archivo de animales de la selva y nos presentaba a Tarzán saltando de liana en liana o bien nadando, o en su idílico bungalow selvático. Más que Tarzán parecían Los Picapiedra.

Hay quién se queja del poco peso dramático de sus enemigos. ¡Pero es que llevaba muchos filmes y malos a sus espaldas!¡Y siempre vestían de cazadores! Aquí tendremos a dos hermanos, a cual más malvado. El primero quiere hacer caja con los animales para venderlos a zoos y no duda en matar a una elefanta para cogerle a su cría. "Lo siento mucho, no volverá a suceder" pensaba que le diría a Tarzán antes de recibir lo suyo. Pero no, este no se disculpa. Y el otro hermano es una especie de "Kraven, el cazador" de Marvel, alguien que quiere cazar a Tarzán, en modo Rambo. Junto a él va otro explorador que quiere encontrar un tesoro en la selva (y van...) algo propio del mundo fantástico de Burroughs.

La película se deja ver. No sabemos si Tarzán mata o desmaya a los sicarios. Creo que es un fifty-fifty. Las peleas, a tortazo limpio, son muy básicas pero efectivas. Recuerdan a los seriales de la "Republic". No creo que sea un filme para merecer un "uno". Es normalito, como los episodios de las series televisivas que luego llegaron.

Una peliculilla de Tarzán un poco por encima del nivel de otras de su especie, pero sin llegar a ser nada del otro mundo.

Aqui, el Hombre-Mono se convierte en objeto de la caza compulsiva de un cazador furtivo, con la correspondiente búsqueda del tesoro perdido de marras, tan frecuente en este tipo de producciones.

Acertado el evidente mensaje ecologista de la cinta: aqui, los malos son los cazadores furtivos y ni una sola vez se ve obligado Tarzán a matar a la fiera de rigor (bueno, sí, una vez, pero era en legítima defensa y además era un cocodrilo y todo el mundo sabe que los cocodrilos son malos malísimos).

Lo que no me acaba de convencer es esa desmesurada obsesión de los directores por no usar iluminación artificial, lo que hace que en las escenas nocturnas no se vea absolutamente nada de lo que pasa. ¿Presupuesto corto o es que los directores quisieron ser precursores del cine Dogma? No se sabe, pero lo cierto es que gran parte del metraje se desarrolla en la más absoluta oscuridad y, claro, el resultado se resiente.