The Stone Tape (TV) (TV) (1972)

La BBC comisionó el ingenio del gran Nigel Kneale para elaborar un especial de Navidad sobre fantasmagorías, y el resto ya es historia.“The Stone Tape” supuso otra obra de culto en el curriculum de quien ya tenía “The Year Of Sex Olympics” -importantísima tanto en cuanto crea los reality shows a lo Gran Hermano décadas antes de producirse estos- y la saga de Quatermass entre sus logros. Nigel, en cierta manera el Rod Serling británico, urdió una historia donde ciencia y superstición se yuxtaponían, terminando por influir a Steven Spielberg de cara a “Poltergeist” y a John Carpenter al escribir “El Príncipe de las Tinieblas”.

En “The Stone Tape” un equipo de desarrollos electrónicos se traslada a una mansión victoriana con vistas a mejorar su línea de producto obteniendo así ventaja en el mercado respecto a sus homólogos japoneses, resultando estar encantada una de las estancias del lugar. El equipo, gente de ciencias y por lo general reacios a dar el beneficio de la duda a cualquier suceso irracional, descubre que una roca de la habitación maldita es capaz de registrar hechos de otras épocas, más concretamente la violenta muerte de una mujer. Digamos que es una especie de grabadora VHS de lo paranormal con la corporeidad de un pedrolo de feldespato en vez del elegante acabado de estos cacharros. Tras una serie de indagaciones -todas en vano- tras las claves de tan peculiar mecanismo de grabación, les retiran los fondos para la investigación y les encomiendan colaborar con una empresa rival en el desarrollo de una lavadora, solo que la chica protagonista, que llevaba ochenta minutos berreando a cada momento bien por lo paranormal bien por sufrir reglas difíciles, nota una presencia y muere de
idéntica forma a la mujer de la grabación fantasma, huyendo de algo. Su jefe terminará descubriendo que la grabación inicial ahora ha sido sustituida por la de su subordinada.

Nigel Kneale, brillante guionista responsable entre otras de las dos excelentes continuaciones de “El experimento del Dr. Quatermass” (1955), escribió para la BBC este relato en el que no falta lo que más les gusta a los británicos: los misterios y las casas encantadas.

Un equipo de técnicos especialistas en sonido se instalan en una antigua mansión para estudiar las extrañas piedras con las que está construida. Una de las técnicas (Jane Asher) empieza a sentirse mal desde el primer momento en el que pisa el lugar, y descubre que en una de las habitaciones hay una inquietante presencia sobrenatural.

Estrenado en navidades, el telefilm de Peter Sasdy desarrolla la historia paulatinamente yendo de menos a más, calando poco a poco para crear así una intriga muy aceptable. Recuerda bastante al estilo de la factoría Hammer en cuanto al trasfondo de la historia y su tempo narrativo.

Su escaso presupuesto no es impedimento para crear una atmósfera acertadamente inquietante, con unos diálogos consistentes que enganchan al espectador desde la primera escena. A los no acostumbrados a este tipo de películas, en las que el verdadero terror está en lo que no se enseña, puede resultarle lenta o, incluso, aburrida.

Para ponérsela de noche con las luces apagadas.