Constantino el grande (1962)

Es una lástima que un personaje de la talla de Constantino el Grande no tenga una película digna de su importancia histórica. Evidentemente el no ser del ámbito norteamericano y anglosajón es una explicación más que suficiente para entender su olvido. Nos tenemos que conformar con este "peplum" italo-yugoslavo que por otra parte no está nada mal. Durante más de dos horas nos narra la vida de Constantino desde su posición de oficial romano hasta convertirse en emperador.

La importancia para el cristianismo con este emperador fue decisiva, ya que fue el hombre que la "oficializó" posibilitando que la Iglesia fuera lo que ha sido. Es verdad que los cristianos aparecen un tanto pacifistas, más propios de los dos primeros siglos, mientras que en este momento ya eran un grupo bastante asentado y con aspiraciones de cierto poder. Los dos bandos están demasiado dibujados entre paganos y cristianos, que se corresponde con Majencio y Constantino respectivamente.

En la película trabajan algunos de los mejores técnicos del momento como el compositor Mario Nascimbene ("Los vikingos" "La chica con la maleta" "Barrabás") o el fotógrafo que utilizaría Sergio Leone para sus dos primeras películas de la trilogía del dolar, Massimo Dallamano.

El guión corre a cuenta de Ennio De Concini experto en peplums ("El coloso de Rodas" y "La batalla de Marathon") y unos actores sólo correctos como el norteamericano Cornel Wilde (el trapecista en "El mayor espectáculo del mundo") y una atractiva Belinda Lee (apellido maldito en el cine) fallecida prematuramente en accidente de coche. La lástima es que su director el semidesconocido Lionello De Felice le queda grande la película y no saca el mejor partido de una orquesta tan prometedora.

Se trata de un peplum por encima de la media, de alto presupuesto, y que tiene escenas más que meritorias. Atención al vestuario, fotografía y sobre todo el magnífico color.

Es en definitiva una cinta que bebe de "Espartaco", "Ben Hur" y "Quo Vadis", y aunque inferior a todas ellas consigue un resultado satisfactorio para los amantes del género y agradable y emotivo para aquellos simples aficionados al cine que se acerquen a esta aceptable película.

Aún así, la película sobre Constantino está todavía por hacer.

Nota: 5,4.

Gran superproducción de la época, que vista hoy en día, en pleno siglo XXI, queda un tanto envejecida y hasta obsoleta.
Sí, todavía conserva cierto aire kitsch, pero en líneas generales queda como un film algo frío y esquemático, con escenas de acción que no son realmente muy espectaculares y cierto aire de irregularidad en el ritmo e interés.
A escenas bien conseguidas siguen otras un tanto envaradas que denotan claramente que quien está tras las cámaras no es la persona adecuada para llevar a cabo la, por otra parte, difícil misión de llevar a imágenes tan importante momento social en la historia.
Dejemos aparte la verosimilitud de algunos hechos presuntamente históricos, y hablando de lo puramente cinematográfico, tan sólo destacar la belleza de las actrices y la fotografía.
En suma, que me ha decepcionado un poquito.

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