La justicia de los forajidos (TV) (1999)

La película es mala. En este sentido, hay muy poco que salvar. En mi opinión, ni siquiera es adecuada para pasar el rato.

Los protagonistas tienen cierto carisma, pero se queda en poca cosa. Intenta ser un western crepuscular, pero se queda en la intención. La historia en sí misma está llena de tópicos; la ambientación es digna, pero queda lejos de ser buena; se nota mucho que los extras han sido contratados para hacer de relleno; los indios son de traca; incluso los caballos son raros; no hay ni un solo diálogo que merezca la pena.

Quizás lo más interesante sea ir reconociendo los diversos guiños -hay bastantes- que esta película hace a otros clásicos del género.

Yo no la volvería a ver.

Lo digo por lo de "Aquí llega Condemor" (1996), que es de sólo tres años antes y que por algún extraño motivo termina impregnado de algún modo a "La justicia de los forajidos". En cualquier caso la presente reúne tres características que por separado son de lo más corriente del mundo pero que unidas dan lugar a una auténtica rareza. Es decir, una película española (muy normal), del género western (muy poco usual aunque a finales de los sesenta y primeros setenta se rodaron unas cuantas en nuestro país) y de finales de los años noventa. No creo que haya muchas como ésta. Aunque lo de la nacionalidad es discutible, empezando porque el director es canadiense.

Sea como fuere, se trata de un trabajo que bebe de lo más clásico del Oeste. De hecho su guión no deja de ser un corta y pega de títulos como "Río Bravo" (1959), "Los siete magníficos" (1960) o "Valor de Ley" (1969). Todo muy trillado y encima ejecutado con poca pericia. Dicho esto, Billl Corcoran ha sabido rodearse de algunos actores veteranos carismáticos, Willie Nelson y Kris Kristofferson, se nota que hay amor al western y en conjunto mantiene el pathos de este tipo de cine. En su defecto, que en general es un poco amateur o serie B, le falta fuerza y al final termina por no tener sentido (SPOILER). Por cierto, sale una joven Leonor Watling pero como unos dos minutos.