Trailer (INGLÉS)
- Sinopsis
- Shirley Valentine (Pauline Collins) es una mujer madura, extravagante pero simpática, que un día decide abandonar su aburrida y vacía vida e irse de vacaciones a las islas griegas. Costas, el divertido propietario de un restaurante (Tom Conti), empezará cortejarla. (FILMAFFINITY)
- Género
- Comedia
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1989 / Estados Unidos
- Título original:
- Shirley Valentine
- Duración
- 106 min.
- Guion
- Música
Premios
"Película de una sencillez y una eficacia aplastante, contada con enorme soltura y con una actriz (nominada al oscar) que transmite sentimientos con unos monólogos llenos de encanto"
Nuria Vidal
[Fotogramas]
"Entretenida, que no brillante"
Fernando Morales
[Diario El País]
7
3
Positiva
3
Neutra
1
Negativa
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Prohibido desertar de la vida
31 de agosto de 2008
Ví esta película en la tele, y no sabía nada de ella. Me dejó sorprendido. Menos mal que pude grabarla y volver a verla para su análisis. Es algo más que una simple comedia. Desde luego, ni antimachista ni feminista (el feminismo está expresamente criticado). El tema ha sido tratado hasta la saciedad y, por otra parte, es bastante sencillo: la construcción del "nosotros" no puede llevarse a cabo sin el afianzamiento del "yo" (Künkel, como ya sabemos). Shirley Valentine, una mujer con unas dotes maravillosas para sacar partido a la vida, no ha podido desarrollar su "yo", por culpa de la falta de autoestima. Su vida se va vaciando poco a poco. Pero llegará un momento en que la rebeldía que siempre ha tenido (el apellido no es casual) aflore y le dé la suficiente entereza como para "no desertar de la vida". La actriz, Paulina Collins, proporciona todo un recital de registros expresivos: maravillosa, vital, atrevida, exultante. Quien busque una buena comedia, pasará un rato divertidísimo. Pero aconsejo no quedarse ahí. Bergman ha tratado el tema una y otra vez, con su habitual carga metafísica y existencial ("Persona", "Gritos y susurros", "Como en un espejo"...). La afamada "Los puentes de Madison", de Eastwood nos introdujo en el problema, pero (en mi opinión) se queda en un "quiero y no puedo", tal vez por el influjo tan conservador de la sociedad americana. Shirley Valentine es más "valiente" (valga la expresión) y nos llevará a un final abierto en que, recuperada la identidad, todo es posible, porque ese "nosotros" es construible ya en una circunstancias concretas (como pedía Ortega). Es verdad que para salvar el tono de comedia y hacer verosímil la historia de Shirley, lo personajes que la rodean y que sirven de contrapunto han de ser estereotipos acartonados (el marido, los hijos, la vecina, la profesora, la compañera de clase, la amiga, Costas). En el fondo, todos quieren ser como ella, pero ella ha creído que debía renunciar a su "yo" para adaptarse. Este error la hará desertar de la vida. Cuando se dé cuenta, todo habrá cambiado. La técnica narrativa es sencilla, pero muy buena: uso del flash back para presentarnos a los personajes y desde ahí, sin abandonar el tono de humor, contarnos la aventura de Shirley, con una frescura y desparpajo que hacen las delicias del espectador. Decididamente, la pongo entre mis películas favoritas.
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30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shirley la Valiente, un ejemplo para muchas personas
8 de julio de 2009
La película "Shirley Valentine" nos narra el cambio interior que experimenta una mujer de cuarenta y tantos años, un tanto peculiar, de una dulzura y franqueza que cautiva nada más conocerla y que te provoca muchas sonrisas. Os la recomiendo fervientemente.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...Están acostumbrados a que ella lo da todo con el máximo cariño e ilusión hasta el extremo que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.
La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti misma justo en ese preciso momento en que te perdiste y empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.
Porque es imposible amar la vida ni a nadie si una se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.
Hay que ser valiente, como Shirley Valentine (apellido que no es al azar) pero es que si eres sincero contigo mismo no queda otra solución. Lo demás es culpabilizar, hacerte daño innecesario, envolverte en recelos e incluso caer en una depresión paralizante.
Lo ideal sería que a Shirley le acompañase alguien en este viaje interior, aunque sólo fuese a ratitos, eso le allanaría mucho el camino, pero no depende de Shirley. Esas personitas son las que, superado el proceso, siempre permanecerán en nuestro corazón porque exige mucho valor y bondad acompañar a alguien que no te puede ofrecer nada a cambio al estar vacía o incluso te puede hacer pasar malos momentos sin pretenderlo.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...Están acostumbrados a que ella lo da todo con el máximo cariño e ilusión hasta el extremo que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.
La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti misma justo en ese preciso momento en que te perdiste y empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.
Porque es imposible amar la vida ni a nadie si una se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.
Hay que ser valiente, como Shirley Valentine (apellido que no es al azar) pero es que si eres sincero contigo mismo no queda otra solución. Lo demás es culpabilizar, hacerte daño innecesario, envolverte en recelos e incluso caer en una depresión paralizante.
Lo ideal sería que a Shirley le acompañase alguien en este viaje interior, aunque sólo fuese a ratitos, eso le allanaría mucho el camino, pero no depende de Shirley. Esas personitas son las que, superado el proceso, siempre permanecerán en nuestro corazón porque exige mucho valor y bondad acompañar a alguien que no te puede ofrecer nada a cambio al estar vacía o incluso te puede hacer pasar malos momentos sin pretenderlo.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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