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Sed de triunfo (1958)

Sed de triunfo
95 min.
5,7
116
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Una joven que aspira a triunfar en el mundo del espectáculo llega a Nueva York. Allí encuentra dificultades y peligros que no esperaba, pero desea abrirse camino como actriz a toda costa. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Stage Struck
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Stage truck
Interesante drama ambientado en los teatros neoyorkinos de la época.
Sidney Lumet dirige su segunda película con una serie de características más propias de lo que hasta hace poco fue su oficio (la televisión).

Tras "Doce hombres sin piedad" vuelve a trabajar con Henry Fonda, que como siempre está fenomenal. También podemos ver el debut en el cine de Christopher Plummer.

Un especie de telefilm decente, pero que desde luego Lumet sabe hacerlas mejor.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Todo sobre Eva
Aquí también piden o pedían un porcentaje, entre un cinco y un diez por ciento, el impuesto revolucionario, no saben nada, todo sea por la patria.
Menuda tremenda trepa desaforada mueve Roma con Santiago y se acuesta o folla con todo (la de Dios es) Cristo, el productor, el director, el escritor, el mismo repetido, y el actor mayor o con cualquier otro u otra que pasara por allí, no conoce, con tal de abrirse camino a golpes, puñaladas traperas mediante, codazos, empujones, Showgirls y te tiro por la escalera, sororidad, no deja títere con cabeza para ascender como la hiedra o la hiena por hacia el cielo la catapulta, la enredadera.
Melodramón felón que intenta disimular/encorsetar/encauzar por todos los medios la sordidez a paladas que le asalta o contempla en cada esquina a mala idea como buenamente puede y eso, lógicamente, es (completamente) imposible, lupanar, putiferio, cotolengo.
Todo por un sueño.
La película está hecha con dos duros y del teatro, el día del soñado y glorioso estreno, solo vemos la trastienda o tramoya, entre bambalinas, los extras son muy caros y molestos y la claque por un ojo de la cara nos sale, nadie da duros por pesetas y del público ni hablamos.
Ya decimos que esta obra es o supone un constante ejercicio de funambulismo al tratar de no caer con todo el equipo desde la altura de la cursilería tontorrona al suelo de la obviedad palmaria, de la sentimentalidad fullera a la crueldad bestia. De ¿Douglas Sirk a Neil LaBute?
Previsible sería decir poco o ser muy previsible, ojo por ojo, paso a paso, verso a verso.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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