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El manantial de la doncella (1960)

El manantial de la doncella
88 min.
7,9
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Escena (Español)
Sinopsis
Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre envía a su hija Karin en compañía de Ingrid, una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIV Edad Media Abusos sexuales Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Suecia Suecia
Título original:
Jungfrukällan (The Virgin Spring)
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1960: Oscar: Mejor película de habla no inglesa. Nominada a Mejor vestuario en B&N.
1960: Globo de Oro: Mejor película extranjera (Samuel Goldwyn Award)
1960: Festival de Cannes: Mención especial. Nominada a la Palma de Oro.
1961: Festival de Seminci: Espiga de Oro: Mejor película
10
Un manantial de cine purificador y arrebatador.
Bergman adapta una leyenda medieval según la cual allá dónde fue asesinada y violada una virginal doncella manará un manantial de agua pura. Una historia hermosísima y cruel a partes iguales que da pie a una obra maestra arrebatadora y perfecta, dónde el algo criticado guión de Ulla Isaksson no cabe duda de que también está a la soberbia altura del conjunto.
Bergman capta, envuelto en la soberana, luminosa y blanquecina fotografía de Sven Nykvist y de su primorosa puesta en escena, de forma magistral, el empozoñado ambiente del medievo, como ya lo hiciese en "El séptimo sello" y a partir de ahí construye una película tan sobria y elegante, como compleja e inquietante, un film que congela pero que a la vez desprende las llamaradas de cine infinito, feroz y rebelde de las obras maestras.
"El manantial de la doncella" es una reflexión agudísima y sublime acerca de muchos de los grandes temas bergmanianos: la Pureza, el Pecado, la superchería, la determinista Religión, el Dolor, el Perdón, la existencia de Dios (si existe de Bergman se desprende una y otra vez que es alguien muy imperfecto que determina la propia imperfección del siempre torpe ser humano), la Angustia vital y existencial, el peso de las tradiciones...Todo ello en una atmósfera tragicamente hermosa y desgarradoramente poética en medio de un paisaje descarnado, brutal e inhumano.
Bergman plantea que la frugalida y el naturalismo del entorno son rotos por los hombres, irracionales e inconexos a la armónica Naturaleza.
Memorable de cabo a rabo, resulta especialmente inolvidable en el personaje de von Sydow, un hombre cabal y muy religioso al que el asesinato de su hija conduce a la Duda y al abismo de la ley del Talión. Así, no hay redención ni expiación para nada ni nadie y la pureza, la inocencia, la esencia, la panacea, el recodo, en fin, se queda en la Naturaleza, en una maravillosa escena final.
De esta forma, "El manantial de la doncella" se erige en obra cumbre de su maestro y del Cine, aquí pleno dominador de su oficio, para el que fue un superdotado a fin de conjugar y complementar distintos niveles de percepción, reflexión y lectura. Y esta película es un ejemplo sublime y arrebatador de todo ello. Imprescindible obra maestra.
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161 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El manantial
Film nº 21 de Bergman. El guión de Ulla Isaksson adapta la balada anónima "Törens dotter i vänge", basada en una leyenda medieval de Suecia. Se rueda en exteriores de Dalarnas län (Suecia) y en los platós de Svensk Filmindustri (Estocolmo). Como film de habla no inglesa gana un Oscar y un Globo de oro. Producido por Allan Ekelund y Bergman, se estrena el 8-II-1960 (Suecia).

La acción tiene lugar en Suecia, en el s. XIV, en verano. Karin (Pettersson), única hija viva de Herr Töre (Sydow) y de Märeta (Valberg), es enviada por el padre a hacer la ofrenda estival de velas a la Virgen en compañía de Ingeri (Lindblom). Antes de adentrarse en el bosque, Ingeri se separa de Karin, a la que sigue de lejos. En pleno bosque Karin se topa con tres hermanos pastores: un joven, un niño y un sordomudo.

El film suma drama, crimen y horror. Reproduce trazos de la historia blíblica de Job. Corresponde a la segunda etapa del realizador, marcada por las obsesiones religiosas y la preocupación por el silencio y la ausencia de Dios. Forman parte de esta etapa 11 films ("El séptimo sello", "Fresas salvajes", "El rostro", etc.).

A partir de un guión ajeno, Bergman construye un film estilizado y de gran sobriedad. El relato, de gran sencillez narrativa, hace uso de una admirable economía de medios. Crea una atmósfera inquietante y sombría, que gradualmente gana intensidad harta tornarse desgarradora hacia el final. Luce una espléndida puesta en escena y ofrece unas interpretaciones austeras, comedidas y precisas. Contrasta el bien y el mal, Dios y el diablo, la inocencia y el deso, la ingenuidad y la realidad de la vida, la pureza y la concupiscencia, la virtud y el pecado, la piedad y los deseos de venganza, etc. Sobre todo enfrenta, en un marco de desesperanza, al dios pagano, Odín, capaz de imponer muerte y destrucción, con el Dios cristiano, que calla, no salva a los suyos y sólo hace brotar un manantial de aguas puras.

Pasa revista a sus obsesiones (pecado, culpabilidad, sexo, muerte, religión...). Ve la maldad como una realidad consistente y rotunda, frente a la bondad efímera y frágil. Explora las causas de la angustia del ser humano, que relaciona con los sentimientos de culpa, el remordimiento, la improbabilidad luterana del perdón y la asuencia/silencio de Dios. Se sirve de signos y símbolos, como el sapo negro, augurio de crimen y muerte. El manantial, anuncio de vida y resurrección, hace revivir la inocencia y la pureza en forma de aguas limpias y fecundas. En el contexto de una sociedad primitiva, como la medieval, propone una seria reflexión sobre la venganza individual.

La música, de Erik Nordgren, escasa, aporta dos composiciones: una de flauta y otra de silbato-vibráfono, que glosan y elogian la inocencia. La fotografía, de Svenk Nykvist, en B/N, realista y expresionista, ofrece imágenes de gran fuerza y sorprendente belleza. Las realza con encuadres atrevidos y un gran dominio de la luz y el claroscuro. Soberbia película.
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