El hombre de las dos caras (1934)

¡Qué lástima! No me cansaré de decirlo. Una película de este fenómeno llamado Edward G. Robinson sin apenas votaciones y sin una sola crítica, y... cualquier bazofia de película moderna con 50.000 votos y decenas de críticas. ¡Perra vida esta!, encumbrando mediocres y ninguneando a los más grandes. Y si Robinson llega a la excelencia en casi todas sus interpretaciones, el director Archie Mayo logró también un altísimo nivel en "La senda del crimen" (1930), "El bosque petrificado" (1936), "Black Legion" (1936), "Tiburones de acero" (1943), alcanzando, según mi humilde opinión, la perfección, en esa oda al romanticismo que es "Moontide" (1942).
En "El hombre de las dos caras" el fenómeno de origen rumano nos asombrará, ¡cómo no!, con un doble papel (curiosamente, un año después, hará lo mismo en la espléndida "Pasaporte a la fama" del gran John Ford). Se enfrenta a otro magnífico actor que borda los papeles de malo rastrero y odioso: Louis Calhern. Mayo le concede un papel protagonista y, Calhern, eterno secundario, no lo desperdicia en absoluto. Es el cara a cara entre estos dos actores la clave para el buen funcionamiento de la película. Sin obviar, por supuesto, la ágil dirección de Mayo, la originalidad del guión y la alegre frescura de Mae Clarke.

Un plantel demasiado excelso para esta pequeña obra, que no oculta su origen teatral en ningún momento, ni consigue remontar el vuelo más allá de recrearnos con un buen duelo interpretativo entre G.Robinson y Calhern que nos regalan los momentos más interesantes del film.
Por lo demás la historia o está mal planificada o está mal contada que sería peor.
El espectador no sabe bien qué es lo que le quieren contar hasta ya muy bien entrada la película, donde se pierde en una larga ( y luego se verá, innecesaria) presentación sobre el mundo de los actores que tomará otro giro, algo más interesante, al entrar en escena Louis Calhern en su papel de desaparecido y despreciable marido de la estrella ( Mary Astor) y que parece tener un extraño ascendiente sobre ella que amenazará y empañará la alegría de toda la compañía.
No lo sé, yo me he quedado con un palmo de narices. A mí me ha dado la impresión de que esta cinta está mutilada sin compasión. No se comprende el extraño poder que parece tener Calhern sobre Astor quien, desde el momento en el que aparece su marido desaparecido, se comporta como una zombie sin que el espectador sepa en ningún momento por qué ni qué oscuras cadenas le atan a él.
Edward G. Robinson interpreta a un gran actor y también hermano de la estrella quien, ante la amenaza que supone el retorno de este hombre para la felicidad de su hermana, tomará medidas que puedan liberarla. ( spoiler)