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Inside No. 9: Private View (TV) (2017)

Inside No. 9: Private View (TV)
30 min.
6,1
456
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Disponible en:
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Sinopsis
Un grupo de extraños está invitado a asistir a una exposición privada en una galería de arte, pero ninguno de ellos sabe por qué fueron invitados. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Thriller Comedia Slasher Asesinos en serie Comedia negra Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Inside No. 9: Private View
Duración
30 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Inside No. 9
6
Arte Moderno.
140/22(26/07/18) Ágil y entretenido sexto (y último) episodio de la tercera temporada de esta serie de culto de la BBC two, una maravillosa joya de la televisión que desgraciadamente aún no ha llegado a España. Una creación de los escritores y actores ingleses Steve Pemberton y Reece Shearsmith, serie antológica de cada temporada de seis episodios auto-conclusivos, suceden en un único lugar que tiene que ver con el número 9 (aunque en su prólogo hay imágenes del exterior), con historias totalmente distintas, y personajes diferentes, aunque la pareja de creadores siempre se reservan un papel. Siendo los relatos de apenas media hora en la que suelen suceder historias de mucho humor negro. En esta temporada todos los episodios dirigidos por el barcelonés Guillén Morales (“Los ojos de Julia”), excepto el primero, que era un especial de Navidad “The Devil of Christmas”. Este que abordó a varias personas (desconocidas entre sí) durante la velada de apertura de una exposición de arte moderno en un loft subterráneo en el este de Londres, “Fragments”, una exposición retrospectiva que presenta el trabajo de un fallecido escultor Elliot Quinn, cuando encuentran los invitados a un muerto. Un capítulo que con una ácida vena cínica arremete contra las modernas performances, bebiendo además de la escritora inglesa Agatha Christie (sobre todo de su obra de 1939 “Diez negritos”), de films de terror como “Teatro de sangre” (1973), y sobre todo con claros efluvios a la corriente italiana de thrillers sangrientos Giallo, sumando referencias cinéfilas a películas del terror como “Carrie” (1976) y Carry On Screaming! (1966), ello introduciendo humor negro estimulante. Como defecto hay que decir que no es demasiado sólida, se le ven las costuras, las trampas, no me atrapa como si lo han hecho gran parte de episodios de la temporada, cuando comienza la espiral asesina se torna en algo demasiado trivial, superficial, sin calado alguno, con una resolución que te deja indiferente.

Los creadores junto al realizador catalán, y en comunión con el cinematógrafo Stephan Pehrsson (“Black Mirror: USS Callister”), bañan los fotogramas de un cromatismo fulgente, colores primarios (rojos sangre hiperrealistas, los amarillos, verdes…), con movimientos de cámara subjetivos muy al estilo Giallo, con angulaciones singulares, esto ya remarcado desde la primera escena, con esa mano enguantada de negro en POV que empuja letalmente a un tipo, mientras vemos el rostro de horror de la víctima, recurso Giallo. Esto acentuado por una narrativa ascética, donde prima proyectar una sensación claustrofóbica de la que no se puede escapar tanto en el plano físico como mental. Ello en un desarrollo poco original donde los personajes actúan de modo incoherente (como en el estilo terror camp) en que los protagonistas se separan cuando debieran permanecer juntos, esto preludio de más asesinatos, y manejando el guión resortes muy Agatha Christie en que el criminal se mantiene oculto hasta el desenlace, donde todos son potenciales víctimas y a la vez potenciales asesinos, con lo que todos esperamos algún elemento que nos dé una pista, con esto se busca sorprender, en este caso nos deja un tanto fríos, sin impactarnos, ni mucho menos conmovernos, sus motivaciones resultan arbitrarias, restando intensidad, maximizado esto por roles un tanto clichés, aunque bien interpretados, realzados en algunos jugosos diálogos.

Morgana Robinson como la vanidosa Carrie aporta una vis cómica estereotipada pero bien trazada como arribista en la televisión que se cree una diva por haber aparecido en el (nauseabundo) reality Gran Hermano, la clásica rubia cortita y superficial, la actriz sabe dotarla de personalidad, con divertidos momentos, como deliciosa charla en la que habla de sexo anal, o la frase jocosa cuando le hablan de que el arte moderno tiende a hacer del mundo un escenario: "Si todo el mundo es un escenario, dónde se sienta el público?", o como compara la situación de muertos en cadena cdon su participación en el mencionado concurso: “Al menos esta vez he terminado entre los últimos 5, habiendo alcanzado el 6 ° lugar en Gran Hermano”; Felicity Kendal como la escritora cuasi-invidente Patricia, sarcástica autora de novelas pornográficas, dice que "Después de esas 50 tonterías tuve que subir el tono", cumple, teniendo además una lúcida frase que define el tono del capítulo: "Ese es el problema con el género (thriller) hoy en día. Demasiados asesinatos, no hay suficiente misterio", o cuando habla claramente de las influencias del guión, cual guiño a Recce y Steve: "Esto es todo un poco Agatha Christie, no? Ninguno de nosotros se conoce, todos hemos sido invitados por alguien a quien nunca conocimos, y ahora parece que nos van a eliminar uno por uno"; Steve Pemberton hace de Kenneth Williams, un anodino funcionario público que presume de su ordinariez, mientras es paradójicamente confundido por su nombre con un popular cómico londinense, ha tenido el actor (y guionista de la serie) mejores papeles; Reece Shearsmith como Maurice Wickham es un profesor universitario, al igual que el otro co-creador de la serie ha tenido mejores actuaciones, aunque se regala (en su rol de guionista) una frase epítome del episodio: "Una de las disciplinas en el arte es el collage, el ensamblaje de elementos dispares que juntos crean un nuevo todo"; Montserrat Lombard como Bea, la camarera-recepcionista de los invitados, chica caustica y displicente, cumple sin más; Fiona Shaw como la enigmática Jean siniestra, buena en su doble carácter (no quiero spoilear), da un buen rendimiento, sobre todo en el clímax; El comediante Peter Kay hace un cuasi-cameo, con su personaje siendo asesinado en primeros segundos del episodio.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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