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Pequeños milagros en Peckham St. (2019)

Pequeños milagros en Peckham St.
92 min.
5,6
216
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Sinopsis
La vida en una comunidad de viviendas municipales en el Londres del Brexit se ve agravada debido a la gentrificación. Irina, una madre soltera de origen búlgaro que intenta triunfar como arquitecta y se niega a vivir de los subsidios como la mayoría de sus vecinos, lucha sin éxito para convencer a éstos de luchar contra el sistema. Cuando un gato aparece atrapado en su pared, la familia de Irina y algunos de sus vecinos entrarán en conflicto. Entonces Irina toma una decisión drástica para cambiar su vida. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Drama social Inmigración Comedia negra Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Bulgaria Bulgaria
Título original:
Cat in the Wall
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2019: Festival de Locarno: Sección oficial largometrajes a concurso
2019: Festival de Valladolid - Seminci: Sección Oficial
2019: Festival de Sarajevo: Competición
2019: Festival de Sarajevo: Nominada a Mejor película.
7
Crítica de Pequeños milagros en Peckham Street por Cinemagavia
*Buscar tu identidad

Vesela Kazakova y Mina Mileva realizan su primer largometraje de ficción bajo el título de Pequeños milagros en Peckham Street. Para las directoras búlgaras, se convierte en uno de sus trabajos más reconocidos a nivel internacional. La historia que presentan es un retrato de un sector de la población inmigrante, en este caso, en Reino Unido. Además de mostrar las dificultades y el racismo propio de la sociedad, la cinta se expande a tratar otros temas de gran interés como el Brexit, la gentrificación, el racismo interiorizado y el clasismo que se vive en los propios suburbios, entre personas de menor poder adquisitivo. Asimismo, la protagonista de la película se convierte en una Erin Brockovich moderna, en lucha de las injusticias que supuran en su realidad. Estos aspectos cotidianos y de lucha diaria es lo que hace que el espectador conecte con el film rápidamente.

La cercanía de exponer los problemas sin intensificarlos o dramatizarlos, le da la verisimilitud necesaria para obtener la empatía de los espectadores. Por otro lado, esa mezcla de comedia negra, políticamente incorrecta y, a veces, excesiva, equilibran la tonalidad dramática de la película. Se puede ver la intención de dibujar unos personajes totalmente humanizados, donde sus claroscuros se reflejan a la perfección. Por tanto, se desarrollan imperfecciones, que pueden llegar a incomodar al espectador, pero dan mayor profundidad. Sin embargo, esta potencia que hay en la forma de afrontar narrativamente la historia, hay partes en las que se pierde en un maremoto de situaciones. Dicho de otra forma, se forma un laberinto temático, que no siempre se resuelve de una forma fluida o clarificadora. En consecuencia, puede haber puntos del film en los que se sienta que se hablan de demasiadas cosas, pero no se concretizan en todas ellas suficientemente.

*La crudeza de la vida

Irina Atanasova es la encargada de comandar el reparto coral de Pequeños milagros en Peckham Street, siendo la principal protagonista. Para comenzar, la actriz logra un trabajo consolidado y lleno de matices en su manera de proceder. Gracias a esa verdad en su forma de interpretar, su Irina se convierte en un espejo de la sociedad en el que muchos verán sus errores y aciertos. Además, goza de una fuerza exquisita, lo que le permite soportar el peso de la película sin ningún problema, convirtiéndose en el principal eje. Luego, Angel Genov es la contraparte más ligera, pero sin caer en ser un simple alivio cómico. Por tanto, Genov aprovecha cada momento que sale en pantalla, exponiendo su carisma y un realismo agradable que redondea su trabajo ante la cámara. Ambos se convierten en un tándem con una sinergia que llega a buen puerto.

Por otra parte, Gilda Waugh es una de las actuaciones que más destaca del largometraje, siendo su primer trabajo en la gran pantalla. Tal vez, mediante esa frescura que ofrece el primer papel, Waugh navega en los sentimientos y experiencias de su personaje. Así, regala al espectador una interpretación dolorosa y llena de pesadumbre, pero, al mismo tiempo, desprende cierta ternura que sirve como buen contrapunto. Para terminar, mencionar la buena labor de Jon-Jo Inkpen, Orlin Asenov y Chinwe Knowkolo, ya que los tres comprenden lo que requieren sus personajes, aportando más consistencia a las escenas en las que participan. Con lo cual, pese a no tener la misma relevancia que los protagonistas, no pasan desapercibidos por la audiencia. No obstante, el gran triunfo actoral viene en el conjunto, que transmite la voz del pueblo.

*Dentro de la escena

Uno de los puntos que más llama la atención en Pequeños milagros en Peckham Street es una realización más apegada al documental, que a la ficción. De esta forma, se mantienen fiel a su estilo, lo que impregna aún más de personalidad a la cinta. Hay escenas, como las de la reunión del edificio, en las que da la sensación de estar viendo la realidad en sí misma y no unos actores interpretando unos personajes. También hay que destacar que la gama de colores predominante en el largometraje hace alusión a ese clima frío, a esa pesadumbre, pero también se ve una luminosidad que escenifica la identidad más cómica del film. Por lo que, ese apartado artístico ha obtenido un planteamiento acertado y sublima una de las partes importantes de la identidad de la película.

Después, la dirección de fotografía, conjugándose a la perfección con la artística, saben llevar al espectador al interior de esos hogares, de esas realidades. De esta forma, hacen que el público sienta que forma parte de este grupo de vecinos que se muestra en el film. Hay muchos detalles a lo largo de toda la película, que se convierten en pequeñas metáforas o señalamientos del trasfondo que hay en los personajes. Así logra establecer un conglomerado visual enriquecido. Sin embargo, el montaje y el ritmo no consiguen estar a la misma altura que otros elementos técnicos. Se echa en falta que haya una mayor progresión, más dinamismo y no que se mantenga tan estática, en relación a la energía que transmite. Por ello, en ocasiones, da la sensación de ralentizar partes que podrían haber sido más resolutivas y amenas.

*Conclusión

Es un reflejo de una sociedad marcada por la gentrificación, el racismo y el clasismo social. A diferencia de otros films, apuesta por exponer los claroscuros de sus personajes de una forma totalmente mordaz, realista y sin ningún tipo de edulcorante. Por tanto, su mayor fuerte es traer una historia en la que se respira verdad. No obstante, podría haber mejorado el ritmo en el montaje, ya que hay partes en las que se ralentiza en demasía. Aun así, la identidad visual es fiel al estilo de las directoras. A nivel interpretativo, destaca una Irina Atanasova estupenda, que capitanea un reparto coral lleno de matices. Una denuncia social cinematográfica, que no busca victimismos, sino mostrar los problemas tal y como son en la vida real.

Escrito por Diego Da Costa
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Otros vendrán que buenos les harán
Las directoras Vesela y Mina miran con sus ojos búlgaros los cambios involucionistas de la sociedad londinense, desde su posición de inmigrantes cualificadas, y muestran las desventajas para la mayor parte de la población de las nuevas sendas económicas, basadas en la restricción sistemática de las ayudas sociales, la inversión pública y la explotación de los trabajadores; cumpliendo a rajatabla las consignas de los neoliberales.

Quienes habían salido de los países pobres, buscando dignificar sus titulaciones académicas y alcanzar cuotas de prosperidad y respeto se han topado con muros (en este caso no son de hormigón) igualmente inexpugnables: el brexit, la xenofobia, el miedo por el derrumbamiento del estado de bienestar que había caracterizado a las democracias, que un día (cuando el capital tuvo enfrente al comunismo) fueron ejemplares. Las especulativas políticas habitacionales están arrojando del centro de las ciudades a las personas que formaban las barriadas y dotaban de identidad y diversidad a las poblaciones. Este último fenómeno, que se ha dado en llamar gentrificación, está destruyendo salvajemente, sobre todo en las grandes ciudades, la enriquecedora vida cosmopolita que caracterizaba a cualquier urbe.

Todo está sucediendo ante nuestras miradas atónitas y a denunciarlo dedican su tiempo estas dos noveles realizadoras que se meten en la piel de Irina, la arquitecta que trabaja de camarera y comienza a plantearse si fue una buena idea huir de una nación corrupta (y ya han pasado 30 años del régimen del proletariado), para caer en un agujero donde estás acorralada por bancos y empresas que cotizan en bolsa, muerta de miedo, como la gata de la historia que seguramente se escondía del pitbull.
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