EuroTrip (2004)

Todos tenemos un lado oscuro. Hay quienes le dan a las drogas psicotrópicas, practican el sadomaso con su caniche, realizan donaciones secretas al ejército sionista o lo que es aún más inquietante, se ponen la música del Chiquilicuatre como sintonía en el móvil (esto último siempre me ha provocado una mezcla entre morbo y repugnancia). Luego está esa curiosa categoría, gente elegante, culta, rebosante de savoir faire y exquisitas maneras, amantes de las películas en blanco y negro, la música de cámara barroca y los blinis con caviar ruso...y acreedores de sucios secretitos cinéfilos.

Amparada por el anonimato que me procura esta página, yo confieso pertenecer a esa última clase de personas y tener el DVD de "Eurotrip" guardadito en mi videoteca como oro en celuloide. Y además me atreveré a decir que es una de las diez películas contadas con las que me he carcajeado hasta rozar la histeria y el dolor abdominal y eso aún reconociendo que la sombra de "American Pie" es alargada y que los actores son maluchos y que tira de los peores tópicos turísticos que se os puedan ocurrir. Pero rebosa de gags impagables, esa clase de coñas absolutamente legendarias que recordarás con tus colegas por los siglos de los siglos, mientras que las sesudas reflexiones que te inspire lo último del director filipino de moda en Cannes se desvanecerán de tu memoria en cuanto aparezca otro enfant terrible y petardo a dar por saco con aquello de qué perra es la vida.

Los hooligans, las carreteras francesas, el mimo, el niñato alemán, Bratislava, el interludio holandés...No sabría ni por dónde empezar. Todo magistral. Mil veces visto y tan divertido como si fuera la primera vez que lo disfrutas.

Por supuesto, jamás lo confesaré ante mis amistades de alto standing, pero me encanta esta película.

¿Es una película mala? Sí.
¿Las actuaciones son nefastas? Sí.
¿Está llena de tópicos? Sí.
¿Es una americanada? Sí.
¿Es de esas pelis que hasta da vergüenza decir que has visto? Sí.
¿Es previsible? Sí.
¿Es tonta, tonta, tonta? Sí.

¿Y entonces?

Pues que inexplicablemente te ríes, y a veces mucho.