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Entre el amor y el pecado (1947)

Entre el amor y el pecado
99 min.
6,9
595
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Sinopsis
Daisy Kenyon (Crawford) es una creativa de una agencia de publicidad atrapada en un triangulo amoroso con dos hombres, uno que ama sin esperanzas y otro al que no puede amar. Envuelta en una aventura amorosa con un abogado casado Dan O'Mara (Dana Andrews), que no tiene intención de dejar a su esposa, conoce al sargento Peter Lapham (Henry Fonda), un buen hombre y un gran caballero, el cual se enamora de ella. Aun teniendo sentimientos por Dan, Daisy es consciente de que Peter puede proporcionarle la vida segura que desea y acepta casarse con él. Pero cuando Dan se divorcia de su mujer, Daisy se ve atrapada entre sus obligaciones y sus deseos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Melodrama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Daisy Kenyon
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Daisy
Singular y atípico melodrama del realizador Otto Preminger (1906-86). El guión, de David Hertz, adapta la novela “Daisy Kenyon” (1945), de la neoyorquina Elizabeth Janeway (1913-2005). Se rueda en escenarios reales de Cape Cop (Provincetown, MS) y en los platós de Fox Studios (Century City, L.A.). Producido por Otto Preminger para la Fox, se estrena el 25-XII-1947 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en NY, Washington y Cape Cop (MS), a lo largo de varios meses de 1945-46. Daisy Kenyon (Crawford) es una atractiva diseñadora que trabaja en NYC para una revista de modas. Desde hace tiempo mantiene una relación amorosa con Dan O’Mara (Andrews), abogado de renombre, casado y padre de dos niñas. Poco después de la finalización de la IIGM conoce al sargento Peter Lapham (Fonda), que luchó en Normandía (Francia). Daisy, de unos 35 años, es independiente y honesta. Vive sola y es soltera. Dan, próximo a los 40 años, goza de buena posición y de prestigio profesional. Es competente y dominante. Peter, de unos 40 años, viudo desde hace 5 años, es tolerante, comprensivo, honesto, sincero y sencillo.

El film suma drama y romance. La versatilidad de Preminger, acreditada por su hábil manejo del cine negro, el western, la comedia, el musical y el drama, le permite resolver con solvencia y eficacia una obra melodramática, a la que imprime el sello de su fuerte personalidad, su potente capacidad narrativa y su originalidad. Frente a las soluciones habituales del género, Preminger opta por un desarrollo exento de sobresaltos, excesos y exageraciones. Adopta un estilo contenido y equilibrado, aunque no por ello falto de profundidad y expresividad. El tono maduro y sereno del relato se apoya en la contemplación distante de los hechos y la ausencia de juicios morales. El film aporta toda la información necesaria para que el espectador pueda definir su posición y, al amparo de la misma, se deje llevar por una corriente de sentimientos y emociones.

Como es habitual en el realizador, su trabajo delata el interés que siente por los temas complejos y duros, y por las posiciones transgresoras. El análisis que desgrana de las relaciones afectivas de hombre y mujer en los tiempos de su madurez, visto con ojos actuales, resulta correcto y pertinente. En el momento de su estreno, éste era visto por muchos como una incursión en una cuestión que entraba en conflicto con grandes prejuicios y con actitudes generalizadas de intolerancia, intransigencia y ruptura. Preminger se sitúa en posiciones adelantadas y arriesgadas, pero como en otras ocasiones lo hace con elegancia y sobriedad. Roza los límites de lo permitido y en el ámbito de los sobrentendidos los supera, pero no tiene problemas con la censura. No los tiene, pese a algunas escenas de besos y agarrones apasionados y a pesar, también, de que la chica durante un tiempo convive con dos hombres. Las interpretaciones del trío protagonista, Crawford, Andrews y Fonda, son convincentes.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Racionalizando el melodrama
Al gran Otto Preminger se la daba mucho mejor el cine negro que el melodrama. La contundencia de su cine, su racionalidad germánica (menos inspirada que en el caso de Fritz Lang). los encuadres perfectos y los movimientos de cámara tan medidos eran capaces de sacar oro puro cuando afrontaba el género criminal, pero con el melo la verdad es que los resultados se quedan bastante fríos, por debajo, faltándole esa chispa de locura y desenfreno que requiere el género y sobrándole esa concepción tan cerebral que acaba quitando intensidad a un argumento que requería otro tratamiento más intenso.
Pese a todo Daisy Kenion es una espléndida película, un sólido producto de su época con grandes actores en su mejor forma (contra todo pronóstico Mrs. Crawford no se merienda a sus compañeros de reparto como era su especialidad) y Preminger da buen brío a una historia algo manida que según en que manos hubiese caido hubiera sido o insoportable o una indiscutible obra maestra.
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18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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