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El relicario (1970)

El relicario
87 min.
3,7
270
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Sinopsis
Mientras ve por televisión una corrida de toros en la que participa su hijo Luis, el matador Rafael Lucena muere de un infarto al descubrir en la plaza a Virginia, una mujer muy parecida a Soledad, el gran amor de su padre, que murió por su culpa tras una cogida en la Plaza de Las Ventas. Tanto Luis como su hermano Alejandro conocen a la cantante Virginia y se enamoran de ella. Pero cuando Luis sufre una grave cogida, empieza a sospechar que quizá Virginia atraiga la mala suerte. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Musical
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El relicario
Duración
87 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
simpática película para los amantes del cine español
Pelicula entretenida, que sigue la estela de aquellas comedias amables protagonizadas por las divas de España. A mi personalmente me pareció que está muy bien para pasar el rato y me gustó mucho, tiene gracia, tiene intriga, es lo que es.
La ropa estaba preciosa, y Carmen guapísima la verdad, me gustó verla cantar El relicario, y hacerlo muy suyo.
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6
Toros, coplas y democracia a la sombra del Peñón.
También las supersticiones en el mundo del toreo, la política española frente a Gibraltar o los anhelos de democracia en España a comienzos de los 70.
La trama está muy bien descrita en la sinopsis de FA, pero la cinta es mucho más que toros y coplas, que amores entre toreros y cupletistas. Tiene también su "mensaje" político y social.
En el centro Carmen Sevilla en los papeles de la cantante Soledad y Virginia la azafata de Iberia. Mejor cantando que interpretando, paciencia, todavía es una de sus primeras películas. A su lado Miguel Mateo Salcedo, "Miguelín", en los papeles de Luis y del abuelo Lucena, los dos célebres matadores de toros, y Alejandro (Fernández), hermano de Luis y economista que trabaja en los Planes de desarrollo del Estado.
Luis es algecireño y conocido como el "Torero de la buena suerte" pues nunca ha tenido un percance. Hasta que cae en sus manos un relicario del abuelo torero y empiezan las averiguaciones. Todo por no hacer caso de las advertencias de El Gallo, "Que naide se meta con naide, que naide sabe lo que le pasa a naide". No conviene remover mucho el pasado, "A los toros no se les coge por los cuernos, se les enseña el capote y se les deja pasar". Luego vendrán las supersticiones y los miedos.
Por entonces Carmen es ya una artista bien consolidada y Miguelín un torero famoso por su rivalidad con "El Cordobés" y porque, poco antes, en una corrida de este había saltado al ruedo como espontáneo para demostrar la mansedumbre del ganado que mataba Manuel Benítez. No lo hace mal Mateo pese a no ser actor, en cualquier caso se muestra como un torero brillante y con recursos.
Sin embargo el papel más interesante es el del llanito Aquiles Lombardo (Gómez Bur). Con un ridículo pelo rubio platino (para hacerlo más "british"), se autodefine "Taurófilo, flamencófilo y democratófilo". Acérrimo seguidor de la dinastía taurina de los Lucena que sigue a Luis donde quiera que toree, el cierre de la Verja de Gibraltar en 1969 le ha hecho la pascua. Ahora, para ver a su ídolo no puede pasar a España por tierra y debe componérselas viajando a otros países desde donde poder entrar a España. Aquí sin duda una crítica velada al cierre de la Verja.
Conviene recordar la cesión del Peñón de Gibraltar al Reino Unido por el tratado de Utrech de 1713. Sin embargo España nunca ha dejado de considerarlo territorio nacional. Cuando en 1966 propuso a Gran Bretaña la devolución formal del Peñón y de las tierras anexionadas unilateralmente, los británicos respondieron con un "referéndum" entre sus habitantes para adoptar en 1969 la "Constitución de Gibraltar". El Gobierno español ordenó ese mismo año el cierre permanente de la Verja y el corte de todas las comunicaciones de la Península con el Peñón, cumpliendo así escrupulosamente lo firmado en Utrech.
Gibraltar quedó prácticamente aislado, sí, pero a costa de enormes pérdidas en toda la comarca andaluza del Campo de Gibraltar. En este contexto tiene sentido situar la trama de la película en esta zona entonces en crisis, e incluso la propia elección del torero Mateo por su vinculación con Algeciras.
En 1982, como gesto aperturista de España que negociaba entonces la entrada en la CEE, se reabrió la Verja para peatones facilitando así la reanudación de los intercambios comerciales.
Pero en la cinta estamos en 1970 y sorprende un poco el interés que muestra Aquiles (versus los españoles) en la necesaria democratización de España. Cuando comenta el llanito la tarde taurina de su ídolo, habla de los éxitos conseguidos en los toros que brinda al público y del fracaso en el que dedica al Gobernador civil, "Por eso no me convence la política de este país". Más claro agua. Para que luego nos vengan con tantas milongas censoras.
El guion es desde luego bastante convencional, a mayor gloria de Carmen que realiza excelentes interpretaciones musicales y, en menor medida, del torero que mantiene el tipo interpretativo. Con el mérito añadido de permitirnos conocer el momento político español al inicio de los 70.
Rafael Gil muestra también su solvencia en la dirección de los actores (superior Fernández) y en las escenas musicales o taurinas, como esos lances de Miguelín con el novillo en la playa a la sombra del Peñón.
Una digna película de toros y coplas que muestra de paso la madurez de aquella España que anhelaba la imprescindible modernización de sus estructuras políticas.
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