Floodland (Serie de TV) (2019)

Sumario

La serie pertenece a lo que ya constituye un subgénero, el policial en zona de fronteras (como El puente o Sorjonen), en este caso la zona fronteriza entre Bélgica y los Países Bajos. Justamente, sus locaciones en las marismas del estuario del Escalda son una de sus grandes protagonistas, le adosa una interesante vuelta de tuerca al tema del tráfico de personas, luce escenas de lograda sordidez y violencia, combina bien lo siniestro con lo grotesco, pero alarga innecesariamente los conflictos del lado de los “malos”, malogrando una heterogeneidad en ellos que constituía un acierto.

Reseña

En el amplio estuario del Escalda, en la zona fronteriza entre Bélgica y Holanda, aparecen un barco con numerosos impactos de bala y manchas de sangre y una joven africana (Afi, a cargo Adanna Unnigwe) que deambula aturdida y deshidratada. Esto dará origen a una investigación conjunta de las policías holandesa y belga y de la aduana.

El tema de esta serie, planteado ya casi desde el comienzo es el contrabando y tráfico de personas. La investigadora del caso será una detective afrodescendiente proveniente de Rotterdam, Tara Dessel (una carismática Jasmine Sendar) a quien se le agrega Bert, el designado terapeuta de la joven africana (Koen de Bouw), proveniente de Amberes, quien por cierto se atribuye tareas que exceden la asistencia psicológica, en uno de los primeros fallos del guion.

De ahí en más, Tara (que como corresponde en un policial moderno, acarrea un episodio traumático ocurrido en Rotterdam que incide en su conducta), deberá enfrentar los recelos de los locales, la corrupción policial, un ambiente conspirativo, mafias, oscuras historias familiares y a dos villanas temibles, una de ellas la especie de aristócrata Cornella Dingemanse (una tremenda Monic Hendrickx). El cuadro se complica por las rencillas y reacomodamientos de los malos de la historia, que distan de configurar un bloque homogéneo (acierto que luego se vuelve en contra del desarrollo de la serie).

Por cierto, la serie pertenece a lo que ya constituye un subgénero, el policial en zona de fronteras (como El puente o Sorjonen). El título original, Grenslanders, significa fronterizos en holandés. Y es otro ejemplo de relato muy bien planteado, con un desarrollo que va decayendo y un repunte hacia el final.

Entre los aciertos y puntos fuertes de esta serie policial, encontramos en primer lugar las locaciones en el estuario del Escalda (rio que nace en Francia, atraviesa Bélgica y desemboca en la costa holandesa), con sus marismas sobre el Mar del Norte y grandes movimientos de mareas, terrenos desolados desde donde, sin embargo, se avistan instalaciones portuarias a lo lejos. Ese escenario es, sin dudas, un protagonista, por su belleza y porque es esencial para el desarrollo de la trama. Otro acierto, es que al delito del tráfico de personas la historia le superpone una capa relativa a las tradiciones locales, que es preferible no revelar, dando pie a la presencia de situaciones y personajes que combinan deliberadamente lo siniestro con lo grotesco. Ciertos momentos de la serie alcanzan una lograda violencia cruda y desangelada.

Tal vez el principal inconveniente de la serie sea que una vez que conocemos a los “culpables”, la historia se extiende innecesariamente con las rencillas entre ellos, luciendo estirada.

https://impresionescinefilas.wordpress.com/2021/12/27/terrenos-inundables-grenslanders-floodland/