El gran Mitchell (1942)

En 1940 Gran Bretaña, sola y aislada, hace todo lo posible, a través de su fuerza aérea, para defenderse de los ataques alemanes. Película de propaganda dirigida y protagonizada por el malogrado Leslie Howard -esta fue su última película al ser derribado su avión por los alemanes en 1943 frente a las costas de La Coruña- en forma de eficaz biopic sobre el ingeniero aeronáutico R. J. Mitchell, genio visionario de la construcción aérea y creador, entre muchos otros aviones, del “Spitfire”, clave para el triunfo aéreo de los británicos en la batalla de Inglaterra y uno de los mejores aviones de guerra jamás creados.

Contada en forma de largo flashback por el comandante de la base y viejo colaborador de Mitchell -interpretado por David Niven- desde 1922 en que Mitchell, ensoñador y lleno de proyectos e ideas, trabaja creando hidroaviones al tiempo que sus diseños van venciendo en las sucesivas copas Schneider, hasta el año de su muerte en 1937 cuando los vientos de guerra se estaban cerniendo sobre Europa.

Es un relato fluido y enormemente entretenido, narrado con encomiable sencillez y magníficas elipsis, situándonos siempre en el tiempo histórico que le toca vivir, aquí el fascismo italiano, allí el naciente nazismo que rechaza el tratado de Versalles y construye en secreto aviones de guerra –es magnífico el encuentro con Wilhelm Messerschmitt, cuyos aparatos serán rivales durante la guerra- sin olvidar la emocionante música de William Walton con su famoso “Preludio y fuga Spitfire”, en las escenas de la construcción final del avión. Muy buena.

Buena película, que podría, en un primer momento, tomarse como de mera propaganda militar, en el sentido de loar una figura primordial en el devenir de la II Guerra Mundial, y así hacer tomar partido a los jóvenes que aún no tomaban parte en el conflicto.
Pero va mucho más allá al componer una historia que tiene muchas aristas, tocando muchos palos, elementos, situaciones reales y profundos sentimientos que hacen de este film un gran trabajo en todos los sentidos.
Realizado mientras tenía lugar en Europa la II Guerra Mundial y las tropas alemanas estaban claramente en esos momentos ganando la guerra, tiene el valor de la oportunidad, por lo que el paso del tiempo (casi ochenta años) no sólo no la hecho la menor mella sino que la ha revalorizado.
Está realizada por el protagonista, Leslie Howard que, en efecto, por ironías del destino, falleció al año siguiente cuando iba en un avión derribado por los alemanes.
De larga duración, se ve sin el menor problema gracias a un exquisito guión lleno de estupendos diálogos como el que tiene lugar entre el protagonista y una célebre artista forrada de dinero que trata en vano de hacer ver a sus compatriotas el peligro que supone el Ejército Alemán:

"- No me gusta mi Gobierno, pero sí me gusta mi país. Debemos ser fuertes por mar y tierra.
- Olvida Ud. el aire.
- ¿Qué se puede hacer en el aire además de ir a grandes velocidades? Además, no es natural volar, no somos pájaros.
- Ud. no es un pez y tiene un yate".

Intimismo, cariño y ternura en las escenas entre el protagonista y su esposa, decisión y camaradería entre los dos amigos y momentos de gran valor histórico, como el viaje a Alemania, donde comprueba el protagonista que los alemanes se están preparando para la Guerra y debe tomar la decisión de crear un avión rápido, potente y destructor para hacer frente a los de los alemanes ante el clima bélico que se está instalando en Alemania.
En este sentido es muy curiosa la escena donde leen en un periódico la siguiente noticia:

"Bombarderos alemanes aniquilan una ciudad española". En clara referencia al bombardeo a Gernika.

La película va ganando interés, entretenimiento y emoción a medida que van pasando los minutos dejando positiva y muy grata huella.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/