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Violent Streets (1974)

Violent Streets
96 min.
6,6
31
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7
La jaula de los perros (郊外犬舎)
De nuevo las calles de Ginza parece que van a ser testigo de una batalla brutal por la toma de poder, pero quizás nadie espera el nivel de violencia que va a desatarse.
Una vez más, gracias Toei por estas historias.

Después de hacerse con el respeto de todos gracias a sus incontestablemente brillantes obras de samuráis, todas de gran éxito en su momento, el sr. Hideo Gosha ocupa un puesto especial en Fuji TV y se dedica sobre todo a la producción; la primera etapa de su carrera va a terminar para él cuando Toho le encargue la dirección de una fábula sobre gángsters, un siguiente paso lógico, si bien situada en tiempos anteriores a la 2.ª Guerra Mundial. "The Wolves", más "jidai-geki" que peripecia urbana moderna, evidencia su habilidad para con este género.
Y así llama la atención del presidente de Toei, Shigeru Okada, cuya compañía en esos años '70 está viendo un resurgir del cine de yakuzas que tantos réditos le dieron tiempo atrás; era la época de directores como Kazuhiko Yamaguchi, Junya Sato, Sadao Nakajima, Kosaku Yamashita, Shigehiro Ozawa y por supuesto Kinji Fukasaku, emperadores de la acción y el "thriller", pero Gosha fue invitado una vez más (ya trabajó para Okada en anteriores ocasiones) a participar en la llamada Toei Gang Route. Y si de revivir viejos y gloriosos tiempos se trataba, le encargaron una especie de "remake" de la exitosa "Boryoku Gai", realizada diez años antes por Tsuneo Kobayashi con Ken Takakura al frente.

Sin embargo ésta difiere bastante de la original. El film abre con la secuencia más inesperada y extraña que uno pudiera esperar de una historia de yakuzas clásica, pero así es...lo que parece un tablao flamenco animando al público de un bar de Ginza, bar propiedad de Egawa (implacable Noboru Ando, yakuza real reciclado en actor, regresa junto a Gosha). Una primera parte del metraje se dedicará a presentarnos multitud de subtramas y personajes aparentemente separados y sin relación, al estilo de las "Batallas" de Fukasaku, para más tarde unirlos a todos en un círculo vicioso.
Por un lado el nombrado Egawa, expulsado años antes del poderoso clan Togiku y que ahora resulta un estorbo para el jefe que le echó y para más inri le robó a su amante, por otro un grupo independiente que secuestra a una joven y famosa cantante cuyo estudio de televisión es propiedad de la misma banda, y además la presencia de un clan rival, los Kansai, quienes desean tomar Ginza al precio que sea. Uno de los aspectos más curiosos, y es un tema muy usado desde mediados de los '70 en este cine (también lo podemos ver en la 5.ª parte de las "Batallas"), es el modo en que los grupos de gángsters se disfrazan de empresas blancas para no llamar la atención...

Sin embargo todo esto es pura fachada de cara al público y la policía. Las verdaderas intenciones asoman cuando estos conflictos se cruzan en el territorio descubriéndose que los mismos autores del secuestro son en realidad antiguos miembros disgregados de la Togiku que formaban una subfamilia junto a Egawa; Gosha, siempre influenciado por su adorado Peckinpah, se esfuerza por sumergirnos en el vendaval de violencia que va a desatarse, si bien parece que el sello de Toei se ha impuesto al suyo propio. Sin dejar su dirección estilizada ahora se abandona, más que nunca, a la cámara en mano, la urgencia narrativa y las grandes dosis de sexo.
"Boryoku Gai" ofrece lo que muchas de su clase en aquellos años. El director apunta a la brutalidad y la misoginia más extremas, y nos hace saborear la suciedad, el sudor y la sangre a un ritmo frenético, a pie de calle, con la lealtad, la amistad y la otrora caballerosidad yakuza siendo devoradas por el nihilismo y la traición, desarrollando su lucha callejera de poder a través de esferas escabrosas y poder visual arrollador, brindándonos instantes capaces de revolvernos los hígados con facilidad, sobre todo aquellos hechos posteriores al secuestro, centrando las claves de la trama en la pura y dura venganza.

Con la participación en la historia de dos asesinos contratados, el director incluso se escora a la caricatura del propio género y la extravagancia más cercana al manga o a los films de Nikkatsu (aportando una nota estrafalaria que tendría mucha influencia en cineastas y títulos futuros); pasada la mitad del metraje el sr. Ando se proclama amo y señor de la película al lanzarse contra los miembros de Togiku, encontrando su revancha un reflejo de la de éstos al hacerlo junto a un antiguo compañero de armas (Bunta Sugawara, en un papel donde luce todo su desparpajo y humor).
Queda demostrado el círculo vicioso e infinito que estas guerras representan, donde Gosha perfila personajes oscuros, de trazo grueso, con los que resulta imposible de empatizar; absolutamente nadie puede aspirar a la salvación y todos merecen morir (sin excepción, ni hombres ni mujeres). Personajes con los rostros carismáticos y distintivos de Toei, a la diestra de Ando, como los de Akira Kobayashi, Hideo Murota, Isao Natsuyagi, Tetsuro Tanba y un joven Rikiya Yasuoka, perfectamente habituados a sus papeles. Entre ellos destaca el propietario de clubs transexual "Madame Joy", aquí dando vida a ese asesino despiadado y caricaturesco ataviado como los personajes de Meiko Kaji (Nami, Yuki...).

Es difícil conceder autoría a Gosha por "Boryoku Gai", ya que podrían haberla dirigido otros cineastas igual de veteranos de la productora y no lo habríamos notado, pero al final, y pese a una conclusión argumental poco satisfactoria, el natural de Tokyo sabe imprimir su sello, caracterizado por su aspereza, intensa violencia, cinismo y ciertas dosis de humor negro.
La obra sólo fue un relativo éxito, no el bombazo que esperaban en la productora, volviendo a estancarse el director en un paréntesis de algunos años.
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