Cabalgando hacia el árbol del ahorcado (1967)

La película es básicamente una sucesión de idas y venidas, adelante y atrás, de tres compañeros salteadores de caminos y diligencias.
En este film en el que no aparecen indios, tenemos algunos tiros y personajes con poco cerebro. Todo ello sacado de un torpe, vulgar y mediocre guión, fruto de una época en que todo era licito y el espectador se tragaba las secuencias más ilógicas y peregrinas con la boca abierta de admiración, más el paso del tiempo ha convertido este western en un agradable fósil.
El film se va desarrollando de manera cansina y con una cierta intriga. También tiene elementos positivos, unos bellos exteriores, unos personajes humanos y nada más.
Conclusión: Western muy menor, un 4 por el encanto de las películas de los años 60. No la recomiendo.

Se hallaba el western en la parte final de los años 60 en plena crisis de identidad y se ensayaban diversos caminos para tratar de revitalizarlo un poco. En este contexto cabe incluir esta cabalgada hacia el árbol del ahorcado que, contra lo que se anuncia en el título original, no tiene absolutamente nada de lo prometido. A no ser que se quiera pasar por árbol lo que no es más que un tronco reseco, de una de cuyas delgadas ramas se pretende colgar a dos fornidos ladrones uno a escasos centímetros del otro. Árbol que con un simple petardo saltará por los aires enseguida.
Muy mal debía hallarse el género en esa etapa para pretender reavivarlo con cintas "graciosas". En este caso narrando las aventuras de tres amiguetes que se dedican a robar bancos o diligencias, con el rostro oculto por el pañuelo o cubierto con una máscara en el caso del Bandido Negro, el terror de la Wells Fargo de Sacramento. Como además son "guaperas" compiten por los favores de la bella artista de variedades y Music Hall Lillie Malone (Johnson).
Por cierto que con ella llega también el destape al cine del Oeste. Estábamos acostumbrados a contemplar, sí, discretas escenas de baño en los ríos de mujeres sudorosas y polvorientas de andar los caminos, siempre a lo lejos y a través de setos o de ropa tendida a secar. Pues bien, en esta ocasión y sin venir a cuento para nada, se desnuda y zambulle Lillie en el arroyo ante la sorpresa de su acaramelado acompañante que no sabe como reaccionar.
La película cuenta con un guion pésimo, desarrollado e interpretado con desgana y sin ninguna convicción. Tampoco la música, estridente por momentos, ayuda mucho, aunque los números musicales de Lillie no están mal del todo. Alguna frase ingeniosa, "La gentuza de todo el país viene al Oeste en estampida", o el perfecto entablillado de una fractura en la pierna con auténticas "tablas" de madera vendadas por encima, no con simples palos tal como estamos acostumbrados a ver en el Oeste.
Poca cosa este mal remedo de "Dos hombres y un destino" o de las versiones bufas de "Los tres mosqueteros". Apta solo para doctorandos o estudiosos del western de fines de los 60.