Coronavirus: Diario de un encierro (TV) (2020)

Interesante documental sobre el Coronavirus, un diario de la cuarentena de un periodista en Pekín que abarca varias semanas (de finales de enero a febrero) y que la propia productora, la cadena francesa Arte, ha ofrecido gratuitamente en internet para todo el mundo. Pese a ser un trabajo modesto a nivel cinematográfico, alternando principalmente grabaciones locales y algunos vídeos de archivo vistos en redes sociales, os recomiendo verlo. Quitando algún uso efectista de la música, esquiva al 100% el amarillismo o dramatismo, lo cuál es bastante. Y funciona como una burbuja en el tiempo de un momento preciso. ¿Lo jodido? Que estamos viviendo en él...

Viéndolo hay varias cosas que llaman MUCHO la atención. Para empezar, que cuando se empezó a filmar había apenas 100 casos confirmados en la ciudad y China ya había establecido un control MUY férreo, pero a niveles que casi parecen salidos de película postapocalíptica. Impresiona bastante ver los controles diarios, el uso de pases que se van cambiando cada poco, el mercadeo de las mascarillas, barreras en los bloques de edificios... una locura, que si viésemos en una ficción nos parecería exagerada.

Por otro lado, en un bloque del documental hablan del duro control del régimen contra la gente que compartía en redes sociales las cosas que ocurrían realmente. Y se habla de un bloggero con millones de seguidores que 'desapareció' sin dejar rastro. Muy turbio el asunto. También del caso del Dr. Li Wenliang, que ya conoceréis: un hombre que tras avisar del peligro a finales de 2019, fue silenciado e ignorado hasta su muerte, precisamente a causa del COVID-19. Y lo peor de todo es el testimonio de un hombre que deja mucho que pensar: de cómo cierta pandemia en 2003 se trató por los medios y los políticos como algo 'menor', teniendo consecuencias catastróficas para la ciudadanía precisamente por la desidia de los de arriba ¿Os suena? Está claro que a los seres humanos nos encanta tropezarnos una y otra vez con la misma piedra.

No se podían albergar grandes expectativas sobre un documental realizado apenas sin tiempo, cuando la crisis sanitaria apenas había estallado en China. Ahora, han pasado tres meses y ya tenemos documental. El resultado no podía ser muy bueno, además de que la duración del metraje sea ridícula para una película documental. Esto, a su vez, también provoca que la profundización y la contextualización brillen por su ausencia.

El gran fallo del documental es su propio contenido, reñido con un título engañoso. No se trata de una crónica de un mes de cuarentena, sino de una pieza breve denunciando un régimen político en medio de una epidemia. Y lo hace, además, sin ningún descaro ni sutileza, como quien escoge un titular llamativo que sirva de clickbait. No cabe duda de que en Francia mucha gente habrá picado el anzuelo en un momento en que la información está capitalizada por este virus.

Quizá hubiera sido preferible llamar de otro modo al documental, para no andar confundiendo. O, al menos, haber fundamentado mejor su perspectiva, por ejemplo, aportando pruebas y datos sobre el mal hacer del gobierno chino. O, si el periodista no podía disponer de tal información, podría haberse centrado en lo estrictamente humano, en lugar de buscar y elegir concienzudamente las personas a entrevistar.

Es, además, una falsa crónica documental, sin resumen de la evolución de la crisis sanitaria, sin menciones al calendario ni ninguna pista que nos vaya indicando cómo avanzaba la situación. Es decir, que bien puede haber sido grabado durante un par de jornadas a lo largo de ese mes de cuarentena. Tampoco es una crónica casera, que es lo que parece sugerir cuando empieza el documental, alegando la dificultad de realizarlo en condiciones de excepcionalidad.