La invasión de los cyber robots (2009)

Aquí ando, todavía impactado por el pedazo de truño que acabo de digerir. Impávido tras visualizar una película que como poco, debería haberme provocado una diarrea cerebral. Pero no, como siempre, este tipo de producciones sacan lo mejor de mí y me hacen revelarme ante mi naturaleza holgazana, esa que hace que, pese a encantarme el cine, nunca tenga ganas de escribir una crítica con ninguna película, ni siquiera las que más me han gustado. Y en esas estamos, realizando un análisis de este trabajo de Scott Wheeler, del que no tengo ninguna referencia ni pajolera idea de su vida, pero que sin duda, debe tener una labia de cojones para conseguir que alguien le financie semejante mierda. Y a parte, tener mucho arrojo, concrétamente el de tener los santos huevos de darle forma a esta defecación cinematográfica. Y es que si algo es "La invasión de los cyber robots", es eso, una puta mierda. Con su hedor y todo. Parece mentira que en pleno 2009 usaran unos efectos especiales como los que se han manejado los compadres, entre otras cosas. Basura de la "güena". No quiero profundizar, no lo merece. Simplemente a grandes rasgos, todo lo que compone este film es muy malo. Actuaciones pésimas, fotografía deficiente, los mencionados efectos especiales parecen hechos con MS-DOS, la música lamentable y el guión absurdo. No se salva ni el apuntador.
Pero sin embargo, lo que me gusta de estas películas es su desparpajo. Desde el principio hasta el final y desde la primera persona que la integra hasta la última. Obviamente, aquí todos saben en el ambiente fecal que se mueven, y no creo que ninguno tenga pretensión de salir de esa alcantarilla vacilando de higiene, es más, yo creo que se dicen a sí mismos, "¡de perdidos al río, que coño!" y retozan cual gorrinillos. Así que pese a hallarse inmersos en esta vorágine de escatología cinematográfica, se esmeran, y a uno no le queda más remedio que reconocer que, aunque obviamente no se está ante la gran joya del séptimo arte, se lo está pasando bien. Porque las risas son constantes y que leches, de eso se trata el cine, ¿no?, de pasarlo bien y pasar un rato entretenido y yo desde luego, con este vómito televisivo me lo he pasado bien y en ningún momento he sentido el impulso de cambiar de canal. Por cierto, ole por la testiculina de los trabajadores de la conocida cadena de televisión que nos ha deleitado esta tarde con la apasionante "Transmorphers 2". Imagino que el cachondeito y el buen ambiente de trabajo que se debe dar por allí tiene que ser acojonante, porque la decisión de poner este tipo de películas en horario de tarde, me lleva innequívocamente a relacionarla con borracheras, apuestas o drogadicciones severas en horas de trabajo, lo que me produce profusa envidia. Eso sí, al César lo que es del César, y del pedazo de "1" que le voy a cascar no le salva ni Perry.

Aún con la benevolencia con la que uno se enfrenta a cualquier telefilme de sábado tarde (en mi caso con el único y muy noble propósito de dormir una siesta), esto es, no esperando más que un subproducto soporífero de bajo-bajísimo presupuesto, con menos talento en sus créditos que sinceridad en la intervención de un político en nuestro Congreso de los diputados, me ha resultado difícil aceptar que un bodrio como éste llegue a cualquier pantalla diferente a la de una sala de tortura de las mazmorras de cualquier país con régimen dictatorial.
Además de impedirme conciliar el sueño (tal era el nivel cómico del engendro en cuestión), sus efectos especiales me trasladaron a mi más tierna infancia, cuando las tardes de invierno tenían como banda sonora el pi pi pi pirri pi.... de un Spectrum 16 K, mientras (casette mediante) se cargaba el juego de turno; tal es el nivel de lo que se nos ofrece.
Si os la encontráis por accidente en la pantalla...HUID!